La IED en la región se concentra cada vez más en recursos naturales. Según el informe “La Inversión Extranjera Directa en América Latina 2012”, publicado recientemente por la CEPAL, por tercer año consecutivo la región siguió atrayendo flujos crecientes de IED. El año pasado la inversión extranjera directa recibida por estos países mostró un crecimiento del 6,7%, alcanzando un nuevo récord histórico de 173.361 millones de dólares. Este resultado es particularmente significativo, porque se consiguió en un contexto internacional marcado por una reducción de los flujos mundiales de IED (-13%). Las entradas estuvieron impulsadas por el crecimiento económico de la región y los altos precios internacionales de los recursos naturales. El mayor crecimiento se observó en Perú (49%), El Salvador (34%), Chile (32%), Colombia (32%) y Argentina (27%). En el caso de nuestro país, el incremento se debió a un significativo aumento de la reinversión de utilidades, mientras los aportes de capital cayeron un 21%. Brasil continúa siendo el principal receptor (38% del total), y Chile se posicionó como el segundo destino. Con entradas por 12.551 millones de dólares, Argentina se ubicó en quinto lugar (7% del total). No obstante, se destaca para nuestro país el anuncio de la minera brasileña Vale de suspender el proyecto Potasio Río Colorado, para el cual se había previsto un monto de inversión cercano a los 6 mil millones de dólares. EE.UU. y los países de la UE continúan siendo los principales inversores en América Latina. Aunque en 2012 se incrementó notablemente la importancia de las inversiones realizadas por empresas de países latinoamericanos, que originaron el 14% de la IED captada por la región. De la IED que ingresó en Argentina en 2011, el 22% provino de EE.UU., el 16% de Brasil, el 12% de Suiza y el 11% de Chile. La IED de las empresas translatinas creció un 17% en 2012 hasta alcanzar los 48.704 millones de dólares. Estas inversiones provinieron principalmente de Brasil, Chile, Colombia y México. En América del Sur se consolidó un patrón donde los recursos naturales (principalmente minería) fueron el principal destino, captando más de la mitad de la IED recibida por la región. En Argentina, en cambio, sólo el 10% fue atraída por este sector. La CEPAL estima que cada millón de dólares de IED en América Latina y el Caribe habría creado tres puestos de trabajo directo. Las actividades de comercio y construcción son las que crean más empleo (siete puestos), seguida por la industria de alimentos y bebidas (4,2 puestos). El informe hace un análisis especial de la IED en el sector agrícola y agroindustrial. De acuerdo a información para diez países, entre los que está Argentina, la IED destinada al sector agrícola primario entre 2005 y 2011 ascendió a 10.200 millones de dólares, monto que representó un 2% del total recibido por este grupo de países. En el caso de Uruguay representó el 22%. Por su parte, la IED colocada en la agroindustria se refiere únicamente a seis países, y alcanzó un total de 48.400 millones de dólares entre los mismos años, representando el 12,5% del total. La mayor parte se concentró en Brasil (50%), México (38%) y Argentina (11%). En el documento se nota la existencia de un creciente dinamismo en el mercado de tierras, con un rol sobresaliente de las empresas translatinas. Los gobiernos están reaccionando con la promulgación de leyes destinadas a limitar la extranjerización de tierras agrícolas. En cuanto a las transnacionales que se especializan en la producción de materias primas agrícolas, se observa que sus estrategias se formulan integrando todas sus actividades en la cadena de valor, con miras a optimizar la exportación. Dentro de esta lógica operan las cuatro grandes corporaciones procesadoras de granos del mundo (ADM, Bunge, Cargill y Louis Dreyfus), además de una gran variedad de otras empresas transnacionales de menor tamaño y algunas firmas transnacionales emergentes como la empresa de origen chino Noble Group Limited. El patrón común es la adquisición de empresas nacionales existentes y, en menor medida, el establecimiento de empresas mixtas en conjunto con empresas locales y la instalación de filiales. En las empresas translatinas se observa una cierta especialización sectorial basada en las ventajas comparativas ya adquiridas. Tal es el caso de las empresas brasileñas en el sector cárnico, que han alcanzado un protagonismo mundial. El régimen de políticas públicas y el marco institucional tienen un papel determinante en la promoción de la IED y en la absorción de sus efectos positivos en la economía interna. En el informe se subrayan las operaciones de IED identificadas en el sector de biocombustibles en Argentina, en donde se verificó una rápida entrada de empresas multinacionales que coexisten con empresas nacionales, dando origen a una industria con modernas tecnologías, alto grado de innovación y gran capacidad de procesamiento. A su vez, se resalta la existencia de pools de siembra, que constituyen una singularidad del modelo argentino de producción de soja, a través del cual también se canalizan flujos de IED. Ante el alto grado de implantación que poseen las empresas transnacionales en algunos sectores, como el etanol brasileño, donde la IED controla el 23% de la producción, se insta a los gobiernos a analizar las responsabilidades que tienen estas empresas respecto de los países que las acogen, tanto a nivel ambiental como social. La IED en el sector agrícola y agroindustrial puede implicar grandes oportunidades de desarrollo. Es un desafío lograr que genere círculos virtuosos de crecimiento económico y contribuya a elevar la sustentabilidad del agro y mejorar el bienestar de sus habitantes. Por este motivo, la CEPAL recomienda no sólo focalizar la atención en los montos recibidos, sino cada vez más en las características de la IED recibida y los proyectos de inversión, por un lado, y su adecuación a las necesidades de las agendas de desarrollo de los países, por el otro. Leer en pdf »
CEPAL – IED
previous post