El 29 de julio se llevó a cabo una mesa redonda organizada en la OMC por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Instituto del Banco Asiático para el Desarrollo (ADBI) y el Centro Internacional para al Comercio y el Desarrollo Sustentable (ICTSD) denominada “Mega-Regionales y el futuro del Sistema de Comercio Multilateral”. En la misma participaron un grupo de expertos tanto de diversas ONG internacionales como del sector público.
Entre los temas debatidos, se trató el impacto de estas negociaciones para el comercio global como para los países que quedaron fuera de las mismas. Con respecto a ello, Bernard Hoekman (European University Institute) mencionó que todavía no se conocen las consecuencias para el comercio, pero afirmó que van a existir costos para los países excluidos. Destacó que la actual maraña de acuerdos (el «noodle bowl») genera costos de transacción. Si los mega-regionales permiten reducirlos, sería positivo para el comercio. Sin embargo, muchas de las respuestas dependen de en qué medida los nuevos acuerdos sean capaces de avanzar en temas regulatorios.
Para el Dr. Uri Dadush (Carnegie Endowment for International Peace), el problema del desvío de comercio no es de gran importancia en estos acuerdos. Esto se debería a que más importante que el tema arancelario es el establecimiento de nuevas reglas, lo que no sería directamente discriminatorio. Lo que sí puede generar un efecto hacia terceros países es la creación de espacios de inversión más favorables, lo que a su vez impactaría en las competitividades relativas. Por otro lado, subrayó que si bien al mirar el comercio como un todo los cambios que se están negociando para las barreras arancelarias no son elevados, pueden ser de importancia en algunos sectores, como la agricultura.
Ente los consejos para los países de ingreso medio que quedaron afuera de las negociaciones, diferentes panelistas resaltaron la necesidad de una mayor proactividad en el marco de la OMC. Por otro lado, se destacó la importancia de acelerar reformas domésticas para mejorar la competitividad. Por su parte, el Dr. Harsha V. Singh (ICTSD) recomendó a los países estar alerta ante la posible erosión de preferencias. Agregó que las economías de ingreso medio deben prepararse para el nuevo contexto, con el fin de enfrentar el desvío de comercio. Describió además a las barreras no arancelarias por medio de tres componentes: Reducción de costos; Liberación de mercados restringidos; y Nivel de los estándares y de las evaluaciones de conformidad. Este último sería el tema de mayor importancia para los países fuera de las negociaciones. Si buscan mantenerse dentro de la nueva configuración del comercio mundial, los países que no están negociando deberían mejorar las capacidades para cumplir con los nuevos estándares.
Entre algunos panelistas se mostró cierto escepticismo con respecto al cierre de los acuerdos, o al menos con respecto a qué parte de los objetivos originales se lograrían cumplir. Dadush citó como ejemplo a la falta de la aprobación de la Trade Promotion Authority (o Fast Track), lo que evidenciaría en EE.UU. cierta falta de consenso sobre las reformas comerciales. Por su parte, Hoeckman mencionó que el fracaso en las negociaciones a veces ocurre citando, entre otros ejemplos, el caso del ALCA. Sin embargo, el acuerdo entre la UE y EE.UU., el denominado TTIP, tendría características diferentes, por lo que sería interpretado más adecuadamente como un proceso. No se trataría de una negociación tradicional en la que todos los resultados se plasmarían en un acuerdo escrito. En cambio, implica un proceso de trabajo en conjunto entre los reguladores. De ese modo, incluso si el “paraguas” del TTIP no se concretara, las líneas de trabajo conjunto entre los organismos de regulación podrían continuar. Dadas las características de los acuerdos y el tamaño de los actores involucrados, Peter Draper (South African Institute of International Affairs) opinó que puede ser más fácil lograr un acuerdo en el Acuerdo Transpacífico (TTP) que en TTIP.
En cuanto al rol de las negociaciones multilaterales, Hoekman resaltó que existen grandes temas que no van a desaparecer con los acuerdos mega-regionales, entre los que incluyó a la ayuda agrícola, antidumping, subsidios en general y la política industrial. Por lo tanto, la negociación en el marco de la OMC es una necesidad que no se puede obviar.