El 11 de septiembre los europarlamentarios votarán la futura Directiva de Energías Renovables. La legislación actual recoge el objetivo vinculante de alcanzar en 2020 el 20% de energías renovables en el consumo total de la UE; así como el objetivo vinculante mínimo para cada Estado Miembro de que el 10% de los combustibles, respecto de los que se consuman en la UE para 2020, provengan de fuentes renovables. La propuesta podrá contener, entre otras, disposiciones sobre los objetivos nacionales generales de los Estados Miembros a alcanzar en energías renovables. En cualquier caso, el objetivo mínimo del 10% por Estado para los combustibles no se vería modificado. Sin embargo, si es probable que existan cambios en el porcentaje que de este objetivo debería cubrirse con “biocombustibles de primera generación”. Esta votación se llevara a cabo en medio de una fuerte controversia en torno a las “bondades” de los biocombustibles. Recientemente se han publicado diversos informes en relación a los biocombustibles, la mayoría con argumentos de peso en contra de los mismos. En el informe de la OCDE sobre las políticas destinadas a fomentar el uso de biocombustibles, se sostiene que las mismas son costosas, repercuten en los precios mundiales de los alimentos y su utilidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es limitada. Asimismo, en un informe publicado recientemente por la Agencia de Combustibles Renovables británica, se recomienda que la introducción de los agrocarburantes debe ser frenada hasta tener un control más eficaz sobre la sostenibilidad de los cultivos destinados a la producción de este tipo de combustibles, ya que los actuales objetivos de producción podrían causar un aumento de emisiones de gases de invernadero y un aumento de la pobreza en los países menos desarrollados para el año 2020.
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