La administración de Obama presentó el 27 de febrero pasado su agenda comercial titulada “Haciendo que el comercio funcione para las familias americanas”. En ella se establecen las metas y prioridades del nuevo gobierno en materia de comercio internacional. El documento publicado expresa que la agenda comercial estará al servicio de la mejora de los niveles de vida de los estadounidenses, y reflejará el respeto de este país por la competencia de mercado, el medio ambiente y los derechos de los trabajadores. Especialmente, se señala la necesidad de prestar atención a las consecuencias de la política comercial sobre el bienestar de los trabajadores, sus familias y sus comunidades, en EE.UU y en el extranjero. En lo que hace a la Ronda Doha se reconoce la importante contribución que un acuerdo para la liberalización del comercio mundial podría hacer en pos de encontrar soluciones a la actual crisis económica, y se manifiesta el compromiso de EE.UU. con la finalización de las negociaciones. Sin embargo, el documento expresa la necesidad de corregir el “desequilibrio” vigente en los actuales borradores de modalidades, debido a que las oportunidades que un potencial acuerdo generaría para EE.UU. se presentan difusas. Esto generó la reacción de algunos de los principales actores en las conversaciones multilaterales, como Brasil, quienes manifestaron que los borradores que se encuentran hoy sobre la mesa de negociación son una buena base para negociar y no deberían ser “reabiertos”. A nivel regional, el reporte señala que EE.UU. trabajará con sus socios del NAFTA para identificar vías a través de las cuales el tratado pueda ser mejorado para aumentar el bienestar de los ciudadanos sin tener efectos adversos en el comercio. Particularmente EE.UU. propone incorporar al acuerdo principal del NAFTA disposiciones sobre trabajo y medio ambiente vigentes en acuerdos secundarios. Respecto a los tratados bilaterales en negociación y por negociar, la administración también establece la prioridad de diseñar estrictos estándares laborales y ambientales, para evitar que la expansión del comercio se haga a expensas de la calidad de vida de los trabajadores y perjudicando el “interés general”. No obstante, señala que espera lograr una pronta aprobación de los acuerdos pendientes con Panamá, Colombia y Corea del Sur. A su vez, se enuncia que el gobierno sólo solicitará al Congreso la autoridad para negociar tratados por la “vía rápida” (a través de la cual el ejecutivo solo debe limitarse a aprobar y rechazar los tratados tal como están, sin posibilidad de realizar modificaciones), luego de una adecuada evaluación de las prioridades y de lo que se intentará hacer con ella. En resumen, el documento presenta como prioridades de Obama en relación a la política de comercio internacional las siguientes: a) respetar el sistema de comercio mundial basado en reglas; b) avanzar en una política transparente, abierta al público y responsable socialmente; c) hacer de la política comercial un importante instrumento para alcanzar las metas nacionales referidas a energía renovable y protección del medio ambiente; d) asegurarse de que los acuerdos comerciales contemplen la solución de los asuntos que mas fricciones generan en los intercambios comerciales, como barreras no arancelarias, protección de la propiedad intelectual, trato justo para el sector de servicio, entre otros; e) mejorar y extender los Acuerdos de Libre Comercio y de Inversiones existentes de una manera transparente y responsable, incluyendo estándares que permitan mejorar la situación de la población en su conjunto, de acuerdo a los objetivos de política económica establecidos por el gobierno; y f) confirmar el compromiso de EE.UU. de constituirse en un importante socio de los países en desarrollo, especialmente de los menos adelantados, a través de la mejora del sistema generalizado de preferencias. Estos objetivos despiertan cierta preocupación entre los socios de EE.UU., especialmente en aquellos con los que este país tiene firmados acuerdos comerciales. La posibilidad de renegociar estos tratados enciende la alarma de estos países ante el temor de que el resultado final sea desfavorable para sus intereses. Por otro lado, si bien de la agenda se desprende el compromiso de EE.UU. para con las negociaciones multilaterales, la disconformidad planteada sobre las pérdidas y ganancias derivadas de los borradores de acuerdo siembran dudas sobre el futuro de la Ronda Doha. Es de esperar que EE.UU. solicite mayores concesiones a las principales potencias emergentes como Brasil, India, China y Sudáfrica, como condición para cerrar un pacto. No obstante, dada la magnitud de la crisis que esta viviendo el país del norte, algunos analistas consideran que, al menos por este año, la administración Obama otorgará una prioridad central a la situación económica interna, y no así a las negociaciones comerciales internacionales.
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