La tendencia de Estados Unidos de otorgar subsidios a sus productores abre un nuevo debate sobre la distorsión de mercados al que se le ha prestado poca atención a nivel internacional.
Más allá de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la creciente tendencia por parte del gobierno norteamericano de otorgar subsidios a sus productores para compensar las pérdidas ocasionadas por este conflicto, abre un nuevo debate al que se le ha prestado poca atención a nivel internacional. El monto de los subsidios otorgados a productores agropecuarios colocan a Estados Unidos al borde de superar los niveles comprometidos para con la Organización Mundial de Comercio (OMC). De suceder esto, se habilitaría la vía para ser cuestionado ante el Órgano de Solución de Diferencias de la OMC, y atenerse a represalias de sus contrapartes comerciales.
Uno de los mayores logros de la OMC fue, por un lado, fijar límites al monto de subsidios a la producción para el sector agrícola, y por el otro, promover la reducción de los mismos a través de negociaciones comerciales, un logro sumamente valioso para evitar una distorsión en los mercados de materias primas y alimentos, derivado de las ventajas a la producción de productores subsidiados, contra productores en el resto de los países. Sin embargo, tras la Ronda de Uruguay donde se estableció la OMC (1986-1994), se fijó el objetivo de seguir reduciendo los niveles de ayuda en la siguiente ronda de negociación, iniciada en 2001 y conocida como la Ronda de Doha. Tras años de negociaciones, las tratativas se estancaron y los subsidios permanecieron en los niveles fijados en la Ronda Uruguay.
Para el año 2016, Estados Unidos contempló desembolsos por concepto de subsidios que alcanzaron casi $16 mil millones de dólares, un paquete de ayuda compuesto por subsidios notificados como de minimis (cantidades mínimas de ayuda interna permitidas aún cuando tengan efectos que afectan al libre comercio), así como subsidios autorizados para productos específicos, en este caso, un producto agrícola en particular.
La ayuda referida a productos agrícolas en particular totalizó $8.526 millones, de dólares, sin embargo en 2016 solo se notificaron $3.830 millones ya que el resto se incluyó como de minimis, esto es porque no superó el 5 por ciento del valor de producción y, por ende, no se adicionó al cálculo de la Medida Global de Ayuda (MGA). Esto implica que Estados Unidos otorgó para dicha campaña el 20 por ciento de lo que tiene permitido bajo la OMC, esto es, un monto total de $19.103 millones de dólares autorizados bajo la MGA.
Por otro lado, en el marco de la guerra comercial con China —con los productos agrícolas entre los principales afectados—el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) anunció paquetes de ayuda adicionales a los tradicionalmente otorgados por la “Farm Bill”—legislación negociada cada cinco años que define la política pública agrícola, las más reciente cubre el periodo 2019-2023—con el fin de compensar las pérdidas sufridas por los agricultores resultado del conflicto comercial. Mientras que en 2018 las ayudas totalizaron los $12 mil millones de dólares, este año se ha anunciado que alcanzarían los $16 mil millones.
Dado que las próximas notificaciones deberán incorporar estas medidas, se podría suponer que los montos serán mayores a los históricamente otorgados. Tomando el caso de la soja como ejemplo de subsidio a un producto específico —y el principal producto afectado por el conflicto comercial— en 2016 se otorgaron ayudas por un valor de $1.200 millones de dólares aproximadamente. Pero con un volumen de producción valuado en más de $40 mil millones, tal ayuda fue catalogada como de minimis. Manteniendo dichos valores para 2018, se podría suponer que los $3.700 millones otorgados a la soja a través del paquete de ayuda compensatorio (por la guerra comercial), sumados a los montos de ayuda específica mencionados, se superaría el porcentaje requerido para considerarse de minimis, y por ende, debería ser considerado para el cálculo del MGA.
Más allá de que los países miembros de la OMC activen mecanismos contra Estados Unidos por incumplir sus compromisos —ante un Órgano de Solución de Diferencias al borde la parálisis, en gran medida por la negativa estadunidense de designar nuevos miembros— surge la pregunta sobre si este desembolso de fondos se ha convertido en la nueva norma. Esta es una cuestión de importancia para todo el comercio agrícola mundial, dado que el impacto de un programa permanente sobre las decisiones de producción es más elevado que una ayuda otorgada por una situación particular.
En definitiva, a pesar de las declaraciones de los funcionarios estadounidenses según las cuales se busca que los agricultores americanos sigan atendiendo a señales del mercado, mientras se distorsiona el mismo con medidas proteccionistas que llevan a una natural retaliación China; la inquietud que surge es, si acaso no se estará en el umbral de una política americana que aumente los subsidios internos a la agricultura y se aleje de la tendencia y –eventualmente– los compromisos resultantes de la Ronda Uruguay del GATT.
De continuar el conflicto y por ende las ayudas extras, se asestará un duro golpe al sistema multilateral de comercio, el que ya de por sí se encuentra muy debilitado. La vuelta a los subsidios distorsivos implica un claro retroceso respecto de los logros de la OMC en materia agrícola y recomponer esta situación podría llevar décadas.
Nicolás Albertoni es investigador principal para el proyecto de política comercialen el laboratorio de Economía Política y Seguridad Internacional de la Universidaddel Sur de California, donde realiza un doctorado en Ciencias Políticas y RelacionesInternacionales.
Nelson Illescas es el director de la Fundación Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI). Es profesor en Universidad Austral (Régimen Jurídico de los Agronegocios), Universidad de Belgrano (Comercio Agrario Internacional), Universidad Nacional de Tres de Febrero (Curso Logística y Calidad) y Universidad Nacional de La Plata (Comercio Internacional).
Artículo publicado en idioma inglés: https://theglobalamericans.org/2019/07/the-other-face-of-the-trade-war