Un reciente estudio del Buró de Economía y Ciencias en Agricultura y Recursos de Australia (ABARES, por sus siglas en inglés) analiza las perspectivas a 2050 para la demanda China y prevé profundos cambios en el sector alimentario, análisis que se llevó a cabo mediante un modelo de simulación del comercio, consumo y producción agrícola mundial.
Los principales determinantes identificados por los autores son el crecimiento económico y el proceso de urbanización, que provocan que la demanda de alimentos se duplique en 2050 con respecto a 2009. El estudio considera la demanda en tres grupos: hogares rurales, urbanos de bajos ingresos y urbanos de altos ingresos.
De acuerdo con el informe, el incremento en el valor real del consumo de alimentos en China se vinculará a un movimiento hacia una dieta más occidental, con mayor ingesta de productos de valor elevado, como lácteos, carne bovina, ovina y caprina, frutas y vegetales. En particular, aumentaría en 236% el valor real de la carne bovina consumida hacia 2050, 74% para los productos lácteos, 72% la carne ovina y caprina y 330% para el azúcar, aunque siempre partiendo de bases pequeñas en relación con los países desarrollados. Con excepción de los lácteos, estos aumentos estarían explicados por volúmenes más que por precios reales. Al mismo tiempo, el consumo de alimentos tradicionales crecería a menor ritmo o incluso en algunos casos, como el arroz, podrían ver su consumo en valor real reducido.
Aunque se proyecta que la mayor parte del incremento de la demanda sería satisfecho con producción doméstica, el país debería lidiar con el agotamiento de los recursos naturales y los mayores costos de insumos para mantener o mejorar el crecimiento de la productividad para los principales productos del agro. De esa forma, una parte de la nueva demanda se satisfaría con importaciones.
Las importaciones de carne ovina y caprina crecerían 1.844%, las de carne bovina 985%, las de frutas 198%, las de lácteos 165%, las de azúcar 101% y las de cereales un 50%. El principal avance del comercio ocurriría entre 2009 y 2029, porque de 2030 en adelante el crecimiento de la población sería más bajo.
Adicionalmente, el estudio analiza los efectos de las políticas chinas sobre los precios agrícolas. Para ello simula una reducción gradual de todas las medidas de apoyo al consumo y la producción en ese país entre 2030 y 2050. Ante ese escenario, el consumo y la producción Chinas continuarían incrementándose, pero a tasas más bajas.
Finalmente, el informe formula opiniones sobre las estrategias más adecuadas para aprovechar las oportunidades comerciales del crecimiento chino. Destaca que más de la mitad de las 50 principales cadenas minoristas de alimentos mundiales operan en china, por lo que los exportadores se verían beneficiados de lograr relaciones con estas empresas, buscando la captura del segmento de mayor valor del mercado.
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