Cuando parecía que los subsidios a los productos agropecuarios formaban parte de la vieja agenda del comercio internacional, la caída de los precios internacionales parece haberlos traído nuevamente el centro de la escena. Existe preocupación de que el escenario de bajos precios internacionales de las commodities agrícolas proyectado para las próximas campañas conduzca a un aumento de las ayudas que los países otorgan para proteger a sus agricultores. Los mayores niveles de subsidios podrían presionar aún más a la baja las cotizaciones de estos bienes.
En el seno del Comité de Agricultura de la OMC, los Miembros discutieron acerca de las tendencias recientes y sus consecuencias sobre las negociaciones de la Ronda Doha, motivados por un par de informes presentados por los países del Grupo Cairns.
En el primero de ellos, que no fue refrendado por Argentina, se analizan las ayudas otorgadas por los 10 principales actores del comercio agro-industrial (EE.UU., la UE, China, Brasil, Canadá, Japón, India, Rusia, Indonesia y Australia) durante el período 2001-2013, sobre la base de las notificaciones presentadas ante el organismo internacional.
Entre las conclusiones, se señala que en términos absolutos el nivel total de ayudas se incrementó, creciendo más rápidamente en los países en desarrollo, aunque parten de una base mucho menor. En los países desarrollados los subsidios continúan representando un alto porcentaje del valor de la producción agropecuaria (19,3%), mayor al verificado en los PED (12,4%). Los subsidios más distorsivos para el comercio internacional (Caja Ámbar) se han reducido en los PD, mientras que aumentaron significativamente en China e India. Adicionalmente, las naciones emergentes han hecho uso intensivo de las herramientas provistas por el artículo 6.2 del Acuerdo sobre la Agricultura para otorgar subsidios a los insumos y la inversión. Si bien redujeron sus medidas de apoyo relacionadas con precios y producción, los países desarrollados incrementaron significativamente sus ayudas de Caja Verde (consideradas no dañinas o en grado mínimo), pagos directos a los agricultores en el caso de la UE y subsidios al consumo en EE.UU.
Uno de los hechos que se pone en relieve es que los subsidios ya no son propiedad exclusiva de los países desarrollados, si no que varios países en desarrollo se han convertido en importantes subsidiadores a la agricultura. En defensa de sus políticas, los delegados de estos países indicaron que debe diferenciarse entre las ayudas destinadas a promover el desarrollo de miles de pequeños y pobres agricultores y los enormes subsidios pagados a grandes firmas comerciales. India expresó que en términos per cápita los apoyos son mucho menores que en los PD.
El documento también muestra que la composición de los subsidios ha cambiado, de la mano de importantes reformas, con las ayudas mudándose de la Caja Ámbar a la Verde. Si bien esto parece positivo, como señaló la representación Argentina, la magnitud del aumento de los subsidios considerados no dañinos es tal que terminan causando distorsión del comercio.
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En un segundo Informe, se destacó que la reciente evolución pone en evidencia los problemas que tendrá EE.UU. para cumplir con las disciplinas que surjan de un posible acuerdo en la Ronda Doha. Según las estimaciones realizadas, los subsidios estadounidenses podrían superar en hasta 3,6 mil millones de dólares los límites plasmados en el último borrador de acuerdo de diciembre de 2008.
En este sentido, en un reciente documento Joseph Glauber y Patrick Westhoff indican que el reemplazo de los pagos directos por subsidios basados en precios de mercado y rendimientos de los cultivos, realizado en la Farm Bill aprobada en 2014, traerá consecuencias negativas para EE.UU. en la OMC. Si se profundiza un escenario de precios bajos, este país podría incluso violar sus actuales compromisos multilaterales.
Bajo estos supuestos, resulta claro que EE.UU. deberá reformar sus políticas para cumplir con las nuevas regulaciones que emanarían de un acuerdo en la OMC. Los representantes estadounidenses aprovecharon los documentos para denunciar un supuesto desequilibrio en las propuestas de acuerdo, sin reconocer que fueron las últimas reformas de sus políticas agrícolas, contrarias a la propia oferta que el país había realizado en el organismo multilateral, las que lo colocaron en esta situación. Señalaron que no aceptarán los textos de 2008 si China, India y los demás PED importantes para el comercio internacional no aceptan disciplinas más severas para sus ayudas.
En consonancia con estas manifestaciones, un estudio jurídico, en representación de tres de las mayores entidades agroindustriales de EE.UU. (US Wheat Associates, US Rice Federation, y US Grains Council), presentó un trabajo que denuncia que los subsidios otorgados por China, India, Brasil, Tailandia y Turquía violan sus compromisos ante la OMC. El documento se centra en las ayudas concedidas a los productores de trigo, maíz y arroz, situándolas entre 48,4 y 109.8 mil millones de dólares en China y 36,1 y 93,4 mil millones en India. Los precios sostén superarían ampliamente a los establecidos por EE.UU. El reporte también señala que estos países se encuentran subsidiando ilegalmente sus exportaciones agrícolas: India (trigo y azúcar), Brasil (maíz, trigo y arroz), Tailandia (arroz) y Turquía (harina de trigo).
La metodología utilizada en el estudio para el cálculo de los subsidios ha sido ampliamente cuestionada por representantes comerciales y observadores en Ginebra.
En resumen, el reciente cambio de escenario en el comercio agroalimentario internacional, con precios en descenso después de años en niveles históricamente altos, ha provocado una renovada preocupación en los subsidios agrícolas. Precios por debajo de los garantizados y márgenes más apretados pueden consolidar las tendencias recientes hacia un aumento de las ayudas. Los cambios en los mecanismos a través de los cuales se otorgan estos subsidios y la aparición de nuevos actores presentan desafíos. Como disciplinas más estrictas sólo pueden ser negociadas a nivel multilateral, sin posibilidad de conseguir concesiones siquiera en los tratados mega-regionales, esta situación debería promover el avance de las negociaciones en Ginebra. No obstante, habiendo desaprovechado un contexto favorable a la reforma obnubilados por los altos precios, la disminución de los subsidios será hoy mucho más costosa.

