De acuerdo con el último informe de proyecciones macroeconómicas del FMI, el crecimiento mundial continuaría siendo moderado, con perspectivas desiguales entre países. La proyección es de 3,5% para 2015, similar al promedio histórico desde 1980. Por lo tanto, no necesariamente la estimación debe ser interpretada como pesimista.
El panorama para los mercados de alimentos, sin embargo, es más difícil de interpretar dado que existen algunos factores de importancia. En primer lugar, las expectativas de crecimiento en algunos países emergentes se han vuelto más conservadoras. Por ejemplo, en 2015 se prevé un avance de China de 6,8% (menor al 7,1% del Outlook de octubre), y de 6,3% para los años posteriores. El crecimiento de largo plazo esperado para Brasil pasó de 3% a 2,5%, y de 2% a 1,5% en Rusia. Las perspectivas para India, no obstante, mejoraron, pasando de 6,4% para 2015 y 6,7% para 2019 a 7,5% en 2015 y 7,8% en 2020. En suma, para el total de los emergentes el crecimiento previsto para 2015 pasó de 5% a 4,3%. A pesar de ello, el crecimiento de largo plazo se corrigió levemente al alza, de 5,2% a 5,3%.
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En segundo lugar, los precios de los alimentos se redujeron en promedio un 7% en relación al Outlook anterior, y el FMI espera una caída de 16% en 2015 y 3% en 2016, con los mayores efectos en trigo y soja. La única excepción a la tendencia serían los precios de las carnes, con incrementos moderados en todo el período proyectado.
Por otro lado, los menores precios del petróleo pueden afectar la demanda en los países exportadores de este producto, además de afectar los incentivos a mezclar el gasoil y la nafta con biocombustibles. Agregan, sin embargo, que el retroceso en el precio del combustible fósil podría mejorar los márgenes de los productores, gracias a posibles reducciones de costos. Ello, es importante aclarar, representa una visión a nivel global, sin tomar en cuenta las diferencias que cada país pudiera tener con el precio internacional.