La Segunda Cumbre UE-CELAC y Octava Cumbre UE-ALC se celebró en Bruselas los días 10 y 11 de junio de 2015, bajo el lema “Modelar nuestro futuro común: trabajar por unas sociedades prósperas, cohesionadas y sostenibles para nuestros ciudadanos”.
Los 61 líderes en conjunto de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos (CELAC) firmaron un plan de acción para alcanzar el desarrollo de capacidades en diversas áreas tales como: ciencia y tecnología, desarrollo sostenible, energía y biodiversidad, integración e inclusión social, migración, inversión y seguridad social, educación y cambio climático. Sobre esto último, coincidieron en la necesidad de seguir trabajando en un acuerdo para frenar el fenómeno climático y reducir los gases de efecto invernadero.
En el contexto de la misma, los representantes de ambos bloques reafirmaron su total compromiso para alcanzar la conclusión de las negociaciones por un tratado de libre comercio bilateral, y destacaron que el objetivo es intercambiar las ofertas de acceso a mercados durante el último trimestre de 2015.
Antes de la reunión, Uruguay se mostró más que dispuesto a encarar negociaciones por su cuenta, si las conversaciones del bloque no prosperaban. Declaraciones desde Brasil hacían presuponer que iba por la misma senda, condicionado por las presiones de sus grupos industriales en medio de la crisis económica que atraviesa la sexta economía del mundo. Pero finalmente la presidenta Dilma Rousseff ratificó la importancia de que el Mercosur negociara en conjunto, destacando que “jamás perdió la paciencia” con Argentina. Asimismo, reclamó a los europeos que definan de una vez su propuesta negociadora.
Debe tenerse presente que el Mercosur cerró su propia oferta arancelaria el año pasado, y si bien no hubo precisiones, trascendió que incluye bienes, servicios inversiones y compras gubernamentales con distintos grados de apertura en cada caso. La UE viene más retrasada y aún no logró consenso al respecto.
Welber Barral, ex secretario de Comercio Exterior de Brasil, aseguró que los principales oponentes en las negociaciones anteriores fueron «los sectores no competitivos de la industria brasileña y no los socios del Mercosur”. En su opinión, el gran obstáculo para que el Mercosur firme acuerdos comerciales no es la posible antipatía entre sus presidentes sino la competitividad de su agricultura. Destacando que la agricultura es el sector más protegido del mundo con aranceles muy elevados y barreras sanitarias, el funcionario brasileño notó que los países del Mercosur son percibidos como una amenaza visible en estos productos.
Por su parte, el canciller argentino, Héctor Timerman, dijo en Bélgica que el país está a favor de un acuerdo “siempre que sea beneficioso para ambas partes y no sacrifique ni un solo puesto de trabajo en la Argentina”.
Por su parte, y contrastando con la posición argentina, el ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, Eladio Loizaga, reconoció que el Acuerdo de Asociación con la UE es una de las prioridades del presidente Horacio Cartes.
En el mismo sentido, el canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, se mostró optimista sobre el desarrollo del diálogo con la UE, y manifestó que en septiembre se realizará una reunión en el Mercosur para delinear la lista de bienes que se intercambiarían en noviembre con el bloque europeo.
Aun cumpliendo con el cronograma acordado en Bruselas queda mucho camino por recorrer, ya que las partes deben ponerse de acuerdo y luego el convenio debe ser refrendado por los parlamentos de todos los países participantes, 28 del lado de la UE y cuatro por el Mercosur.
Finalmente, el presidente de Bolivia, Evo Morales, advirtió que en el caso de que Mercosur firme un tratado de libre comercio con la UE “Bolivia va a tener que retirarse”, pues apuesta por un comercio “de solidaridad y no de competitividad”. Resta ver de qué manera pueden impactar estas declaraciones en las negociaciones para el ingreso de Bolivia como Miembro Pleno del bloque sudamericano (Ver “Con la mira puesta en 2016” en este boletín).