El 3 de julio los Presidentes de los Estados Parte del Mercosur anunciaron la conclusión de las negociaciones del Acuerdo de Libre Comercio (ALC) con los países de la Asociación Europea de Libre Comercio[1] (EFTA por sus siglas en inglés). Con este anuncio, se cierra una etapa que se inició en junio de 2017 y que tuvo un paso significativo en agosto de 2019 cuando se acordaron los aspectos sustanciales del ALC.
En cuanto a los próximos pasos, se espera que en cuestión de semanas concluya el proceso de revisión legal y traducción del ALC, para proceder a la firma a finales de agosto de 2025. Con posterioridad, quedaría la aprobación parlamentaria en cada país del Mercosur y de EFTA, con la particularidad de que el ALC entrará en vigor de forma bilateral entre cada Estado Parte del Mercosur y país Miembro de EFTA, a medida que presenten sus ratificaciones.
El ALC entre Mercosur y EFTA tiene varios aspectos positivos, los cuales detallamos a continuación:
- Profundiza la tendencia de internacionalización del Mercosur. De acuerdo con datos del BID[2], Mercosur tiene actualmente acuerdos comerciales con países que representan el 8% del PBI mundial, cifra que aumentará un 1,4% al sumar a los países de EFTA. A ello hay que incorporarle las negociaciones concluidas con la UE (15% del PBI) y otras negociaciones en curso con varios países que en total representan el 6% del PBI. De concretarse todas estas negociaciones, Mercosur pasaría a tener acuerdos con el 30% del PBI mundial, lo cual implica un salto significativo respecto a la situación actual.
Esta situación descomprimiría uno de los grandes temas de discusión intra-Mercosur, que ha motivado que tanto Argentina como Uruguay solicitaran flexibilizar las reglas de negociación externa del bloque para dinamizar la agenda de relacionamiento externo,
- Contrapeso al proteccionismo. En momentos en los que existen tensiones geopolíticas, fragmentaciones de las economías y subas de aranceles de importación, este ALC es una expresión de que un sistema de comercio más libre e integrado es beneficioso para los países y los consumidores.
- Relevancia de los socios. Los países del EFTA tienen 15 millones de habitantes, con un PBI per cápita de USD 90.000 anuales e importan bienes por USD 450.000 millones. A su vez, son países emisores de inversión externa directa y se espera que la firma del ALC acelere la llegada de capitales.
- Nuevas oportunidades comerciales. El ALC abre la oportunidad para ampliar y diversificar nuestras exportaciones agroindustriales a estos países. De los USD 1.700 millones exportados por Argentina a los países de EFTA, solo USD 50 millones corresponden al sector agroindustrial. En gran medida, la baja participación obedece a que los integrantes de EFTA son países que tienen esquemas comerciales fuertemente proteccionistas en el sector, con aranceles elevados y contingentes arancelarios reducidos. Además, casi el 85% de los productos agroindustriales importados por los EFTA provienen de la UE, con quienes tienen desde hace años libre comercio.
Los principales productos exportados actualmente por Argentina son: vinos (USD 14 millones), carne bovina (USD 12 millones), calamares (USD 4 millones), miel (USD 3 millones), maníes (USD 3 millones) y carne de caballo (USD 2 millones).
En general, las mejoras de acceso otorgadas al Mercosur toman la forma de contingentes arancelarios o rebajas arancelarias parciales, que aun cuando no impliquen una liberalización total, representan un progreso en relación a las condiciones actuales de exportaciones. Cada integrante de EFTA ha negociado con Mercosur sus mejoras arancelarias de forma independiente ya que, a diferencia del Mercosur, no cuentan un arancel externo común.
Algunos de los productos que se beneficiarán del ALC de la eliminación de aranceles son: frutas (tales como las naranjas, mandarinas, limones, pomelos, duraznos, ciruelas, uvas de mesa, pasas de uva, ciruelas secas, frutillas congeladas, frambuesas, arándanos, cerezas), los frutos secos (nuez, almendras y pistachos), las oleaginosas (granos de soja y girasol, maní y sus derivados -excepto aceite-, aceite de girasol), biodiesel, legumbres (garbanzos y lentejas), los productos de la pesca, arroz, etc.
También se prevén contingentes arancelarios para la carne bovina, aviar, porcina y ovina, vinos, maíz, sorgo, trigo, arroz, aceite de soja, aceite de oliva, pellets de soja, leche en polvo, manteca, manzanas, peras y cerezas.
- EFTA reconocerá a 108 Indicaciones Geográficas argentinas, como cordero patagónico, Córdoba, La Rioja o Patagonia.
- Refuerza los principios multilaterales sobre el no uso de las medidas sanitarias y fitosanitarias como barreras al comercio. Además, crea diálogos en materia de bienestar animal, biotecnología, límites máximos de residuos de plaguicidas y resistencia antimicrobiana.
A modo de conclusión, si bien el ALC con EFTA no tiene la relevancia comercial directa como la del ALC con la UE (por las diferencias de dimensión de ambos mercados) no tenemos dudas de que es un paso más por el camino correcto. La inserción externa de la agroindustria argentina necesita de acuerdos comerciales que nos briden las mismas condiciones de acceso que tienen nuestros competidores. Confiamos que en los próximos meses se avancen en otras negociaciones en curso igualmente relevantes, como las que se mantienen con Emiratos Árabes Unidos, Israel, india, El Salvador, Panamá y República Dominicana.
[1] Integrada por Suiza, Noruega, Liechtenstein y Luxemburgo.
[2] https://publications.iadb.org/es/publications/spanish/viewer/Informe-Mercosur-No.-27-MERCOSUR-Negociaciones-estrategicas-y-escenarios-emergentes.pdf