El período de aprobación del glifosato expiraba el 30 de junio de 2016. Ante esta circunstancia se presentó una solicitud para la renovación del producto. Pero debido a que la evaluación de la sustancia y la decisión sobre una renovación de la aprobación se fueron retrasando, se llegó a una instancia en que era probable que la aprobación de la sustancia activa expirara antes de que se hubiera tomado una decisión sobre su renovación.
La UE tiene uno de los sistemas más estricto para la evaluación de los productos fitosanitarios. Cientos de sustancias activas, como el glifosato, han pasado o están pasando por un proceso de evaluación científica rigurosa. La aprobación de una sustancia activa de la UE sólo se concede por un período limitado de tiempo (hasta 15 años) y debe renovarse regularmente.
Durante mayo, el Comité permanente sobre plantas, animales, alimentos y piensos (sección de fitofarmacéuticos) no logró adoptar o rechazar, por mayoría cualificada, la propuesta de renovación hasta 2025 de la Comisión Europea (CE).
Finalmente, el 29 de junio la CE publicó un comunicado de prensa en el que se informa la aprobación de la autorización de la extensión de la licencia del glifosato por un plazo máximo de 18 meses, hasta el 31 de diciembre 2017, a los efectos de que la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) adopte una posición sobre la toxicidad de dicha sustancia.
En el marco de la legislación europea, los Estados miembros son los responsables de autorizar la comercialización dichos productos, sin embargo las sustancias activas contenidas en los pesticidas deberán ser aprobadas a nivel de la UE.
Ahora, una vez que sucede esto, la evaluación de la seguridad de todos los pesticidas se realiza en una etapa posterior por cada Estado miembro antes de que otorgar, rechazar o restringir el uso de los pesticidas a nivel nacional.
Si la renovación no hubiese ocurrido antes del 30 de junio, el glifosato no iba a estar más autorizado en la UE, por lo que los Estados miembros hubieran tenido que retirar las autorizaciones para todos los productos basados en dicha sustancia.
Incluso hubiera tenido repercusiones a nivel global, dado que muchos cultivos genéticamente modificados se tratan con glifosato, incluyendo la soja o el maíz, y dichos productos son vendidos a la UE, sea como materias primas o como subproductos (harinas y aceites). Esto se debe a que automáticamente el límite máximo de residuos (LMR) hubiera caído a nivel de detección por defecto en forma inmediata (a partir del 1° de julio), haciendo prácticamente imposible exportar productos tratados con glifosato. De todas formas, está previsto que los LMRs se revisen luego de que se autorice (o no) la renovación de la sustancia. Y en el eventual caso que no se apruebe la renovación, podría llegar a aceptarse una cierta tolerancia para el LMR del glifosato.