Se agrava la escalada de proteccionismo, con nuevas medidas y sin encontrarse un camino de solución nítido. Para morigerar el impacto, los países buscan dar ayudas a sus producciones locales.
El conflicto comercial vigente entre China y EE.UU., lejos de resolverse, dio incluso señales de agravamiento. Si bien habían existido meses atrás algunos intercambios alentadores entre ambas partes (Ver Boletín 171), no fueron suficientes para evitar que las amenazas se concreten.
MOVIDA ESTADOUNIDENSE
En el mes de junio, EE.UU efectivizó la aplicación de aranceles adicionales de 25% para 34 mil millones de dólares de productos importados desde China, monto que se extendería a 50 mil millones luego del proceso legal interno, como respuesta a una serie de prácticas identificadas por la oficina del Representante Comercial del país americano (USTR) como desleales en materia de propiedad intelectual y transferencia de tecnología. La medida se suma a la ya existente para productos de acero y aluminio.
La respuesta del gigante asiático no se hizo esperar y anunció la aplicación de aranceles adicionales a un listado de productos provenientes desde EE.UU. por un valor similar, entre los cuales se encontraba el poroto de soja. Estas medidas tendrían un gran impacto en los mercados internacionales (Ver el análisis de la Fundación INAI: “EL ARTE DE LA GUERRA COMERCIAL: Implicancias para la agroindustria argentina de la escalada del proteccionismo”).
Un nuevo capítulo comenzó el 18 de junio, cuando el USTR anunció que, por pedido de Donald Trump, comenzaría un proceso para aplicar aranceles adicionales de 10% a un nuevo grupo de bienes importados desde China por un valor de 200 mil millones de dólares, enunciando como motivo la falta de respuestas por parte de ese país para resolver los problemas de transferencia tecnológica y la retaliación sobre productos estadounidenses.
La jugada no se agotó ahí, dado que más recientemente el presidente Trump mencionó en una entrevista para CNBC que está preparado para aplicar aranceles en el total del comercio desde China (500 mil millones USD), independientemente de las consecuencias que puedan verse en los mercados financieros o en las elecciones legislativas de noviembre. En la misma entrevista, Donald Trump criticó también a la política de tasas de interés de la Reserva Federal. Mencionó que China, la UE y otros países manipularon sus tipos de cambio hacia la baja, mientras que el dólar se vuelve cada vez más fuerte, afectando la competitividad.
POSICION CHINA
Un comunicado del Ministerio de Comercio chino (MOFCOM) observó que la acusación de EE.UU. sobre la aplicación de prácticas de comercio desleal carece de fundamento, y adujeron que los problemas que enfrenta el país norteamericano se debían a razones domésticas y estructurales. En particular, afirman que el déficit de EE.UU. está vinculado a una baja tasa de ahorro, al uso del dólar como reserva internacional, y a que los dos países difieren en competitividad industrial. Asimismo, destacaron que China avanzó en la protección de la propiedad intelectual a lo largo de los últimos años, y que en 2017 pagó 28.600 millones de dólares en conceptos de regalías.
En una conferencia de prensa, el portavoz del organismo mencionó que, en el contexto de reestructuración de la economía China, el superávit de cuenta corriente ha disminuido fuertemente como porcentaje del PBI, pasando de 9,9% en 2007 a 1,4% en 2017, de modo que el problema del déficit sería propio de la economía estadounidense.
Más allá de las múltiples acusaciones cruzadas, lo cierto es que se trata de un conflicto de gran complejidad en términos legales (Ver Guerra Comercial: Capítulo III y contando. Análisis legal), y cuya solución es apremiante. De acuerdo con el gobierno chino, se estaría llevando a la economía global a una “trampa de la guerra fría”, una “trampa de recesión”, una “trampa anticontractual” y una «trampa de incertidumbre», empeorando gravemente el entorno económico y comercial global.
De todas formas, una salida del conflicto no se divisa como cercana. El portavoz del MOFCOM mencionó que las negociaciones entre China y EE.UU. aún no se retomaron. Con respecto a las nuevas medidas por 200 mil millones de dólares, señaló que China “tendrá que devolver el golpe cuando sea necesario”.
Mientras tanto, las barreras comerciales parecen agravarse por otro frente. El 23 de julio China comenzó una investigación por posible dumping sobre las importaciones de productos de acero inoxidable originadas en la UE, Japón, Corea del Sur e Indonesia. La medida se debió a una denuncia por parte de una empresa China que acusó a los competidores extranjeros de vender a precios muy bajos, y podría llevar a la aplicación de aranceles adicionales en caso de que el gobierno chino considere que existieron prácticas de competencia desleal.
SUBSIDIOS A PRODUCTORES AGRÍCOLAS
Con el fin de aliviar el impacto sobre el ingreso de los agricultores, el 24 de Julio el gobierno de EE.UU. anunció que proveería un paquete de ayuda de 12 mil millones de dólares, a partir de septiembre. El mismo sería adicional a los programas que ya se encuentran en aplicación, como seguros subsidiados y préstamos, entre otros.
El Secretario de Agricultura, Sonny Perdue, anunció que el paquete se canalizaría a través de la Commodity Credit Corporation (CCC), y se dividiría en tres programas: 1) Un pago directo a agricultores de soja, sorgo, maíz, trigo, algodón, lácteos y cerdo, 2) Compras de frutas, nueces, legumbres, carnes, cerdo y leche para la distribución en bancos de alimentos y programas de nutrición, y 3) Un programa de promoción comercial para desarrollar nuevos mercados.
Para tener una idea de la magnitud del programa, si se repartiera la mitad entre las 120 millones de toneladas de soja (el producto más afectado) que se estiman para la campaña 2017/2018, correspondería a un subsidio de 50 dólares por tonelada. Este cálculo es especulativo, dado que los detalles sobre cómo se implementarán los pagos se conocerían en las próximas semanas. Sin embargo, conocer más a fondo la medida será de gran importancia para determinar cuán distorsiva sería en los mercados internacionales, así como su legalidad en términos de los compromisos de EE.UU. ante la OMC.
Por el lado chino, autoridades de MOFCOM explicaron que buscan aliviar el impacto de las fricciones por diversas vías, como recurrir a los ingresos fiscales por los nuevos aranceles para apoyar a las empresas, o alentar a las empresas a incrementar importaciones desde otros orígenes, como soja y harina de soja, productos acuáticos y automóviles.