El pasado 20 de febrero el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) presentó sus proyecciones agrícolas a 2024, en el marco del 2015 Agricultural Outlook Forum. La Fundación INAI fue invitada a participar del evento, pensando en la incorporación de su Escenario de Referencia Agroindustrial para el Mundo y Argentina (ERAMA) en el Outlook de 2016.
Durante su presentación, Paul Westcott (ERS), responsable de las USDA Agricultural Projections to 2024, destacó que recientemente los precios de los productos agropecuarios han caído de sus niveles históricamente altos, y se proyecta que continúen cayendo durante los años iniciales del período analizado, para incrementarse gradualmente luego en el transcurso de la próxima década, manteniéndose por encima de los promedios históricos.
En el corto plazo, el sector se ajustará a este escenario de precios bajos. Para los cultivos, se indica que la respuesta en la producción resultará de una disminución del área sembrada. Por el contrario, costos más bajos de los alimentos ofrecerán incentivos para una expansión de la ganadería.
Para el largo plazo se espera que luego del ajuste inicial el crecimiento de la demanda imponga un escenario de incremento del consumo y el comercio internacional, y precios más altos. El aumento de la producción mundial vendría de la mano de una expansión del área y de un incremento de los rendimientos, que mantendría su tendencia a la desaceleración de los últimos 25 años.
Los países en desarrollo se resalta serían responsables de la mayor parte del incremento esperado en el consumo y la demanda de importaciones. El crecimiento de los ingresos y la población, la mayor propensión a gastar el ingreso adicional en más y mejores alimentos, y la urbanización que promueve la diversificación de la dieta y el mayor consumo de procesados y semi-procesados, son los factores que explicarían el rol asignado a estos países.
De esta manera, el USDA destaca que el consumo de carnes continuaría aumentando, con el mayor incremento esperado para la carne aviar (2,2% anual). Los países en desarrollo darían cuenta del 81% del crecimiento proyectado para el consumo de carnes, el 87% para granos y oleaginosas, y el 100% para algodón.
La producción global de biocombustibles crecería durante la próxima década, pero a una tasa menor, lo que provocaría un descenso en el ritmo de incremento de la demanda materias primas agrícolas para la producción de energía. En EE.UU. el uso de maíz para etanol se encuentra limitado por la caída en el uso de gasolina y la denominada blend wall.
Por el lado de las importaciones, se espera sean las regiones de África y Medio Oriente las que muestren los mayores incrementos. China continuaría aumentando sus importaciones netas de algodón, cebada, aceites vegetales, trigo, maíz, harina de colza, carne bovina y carne porcina; e incrementaría su participación en las compras mundiales de soja a un 71% hacia 2024. Entre los exportadores, si bien proveedores tradicionales como Argentina, Australia, Brasil, Canadá, la UE y EE.UU. mantendrían su importancia, se espera una presencia mayor en los mercados internacionales de países como India, Rusia, Ucrania y Kazajstán.
Este escenario de precios más bajos traerá aparejado cambios en las políticas mundiales relacionadas con la producción y el comercio de productos agroindustriales, que plantearán nuevos viejos desafíos a la Argentina. Los países productores podrían aumentar sus niveles de apoyo a sus agricultores y ganaderos. SegúnPatrick Westhoff (FAPRI-MU), el descenso en los precios y los ingresos por debajo de los niveles garantizados por los programas aprobados en la Farm Bill 2014 podría disparar los subsidios estadounidenses a niveles que podrían incluso superar los permitidos por la OMC. A su vez, se aceleraría el crecimiento en la ayuda interna de países en desarrollo, con China e India convirtiéndose en los principales subsidiadores del globo. Por otro lado, la búsqueda de nuevos destinos fortalecerá la lucha por posicionarse en los mercados con mayor potencial de Asia, a través de tratados de libre comercio. China, por su parte, continuaría con el desarrollo de políticas que favorezcan la importación de poroto de soja y su procesamiento interno, para utilizar su gran capacidad doméstica de crushing.
El escenario presentado es una de las tantas posibilidades respecto del futuro. El USDA destaca la existencia de importantes fuentes de incertidumbre: el valor del dólar, que muestra una correlación inversa con el precio de las commodities agrícolas, fortaleciéndose en los últimos meses; el precio del petróleo, con un marcado descenso desde fines del año pasado, que parece haber erosionado la correlación positiva con el precio de los alimentos que se había evidenciado desde 2006; los mandatos de biocombustibles revisándose a la baja en EE.UU. y la UE., entre otras políticas; y la desaceleración en el crecimiento de los países en desarrollo.