La voluntad de ambos bloques de avanzar en un Acuerdo de Asociación Birregional no fue suficiente para lograr un acuerdo político en 2017. La falta de entendimiento en algunas cuestiones técnicas y de acceso a mercados, determinó que se aplazara la definición para 2018.
Las negociaciones del Acuerdo de Asociación entre el Mercosur y la Unión Europea llevan casi dos décadas de infructuosos intercambios, pero 2017 parecía diferente. Con un renovado espíritu de integración en un mundo plagado de incertidumbre y con un sistema multilateral de comercio en cuestionamiento, ambos bloques tenían incentivos para mostrar la importancia que le dan al comercio y la integración como herramientas de desarrollo a través del anuncio de un Acuerdo Birregional. Sin embargo, y pese a que ambos bloques trabajaron contrarreloj para lograr entendimientos en los distintos capítulos del Acuerdo a fin de comunicar un acuerdo político en el marco de la XI Conferencia Ministerial (XICM) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), no se pudo concretar.
Los equipos técnicos se reunieron entre los días 29 de noviembre y 8 de diciembre en Bruselas, en otro ciclo de encuentros para avanzar en los distintos capítulos del texto del Acuerdo, que continuó en Buenos Aires pocos días después en el marco de la celebración de la XICM de la OMC que se realizó entre el 10 y el 14 de diciembre. Según fuentes oficiales, fruto de las reuniones hubo avances significativos, pero evidentemente no alcanzaron para cerrar el acuerdo político.
Durante la reunión en Bruselas se realizó un intercambio de ofertas mejoradas (avanzando sobre productos sensibles) por parte de ambos bloques, que buscaría satisfacer demandas de la contraparte en productos de interés. En este sentido, el Mercosur había logrado incrementar la cobertura de su oferta pasando del 87% al 89% de las importaciones del bloque europeo y la UE había mejorado a 92% la cobertura de sus importaciones desde el bloque sudamericano, pero sin mejoras en las cuotas de carne bovina y etanol.
Cabe destacar, que luego de las consultas realizadas al sector privado durante el año, los negociadores no han brindado detalles de la negociación en curso. En efecto, se han mantenido en reserva las mejoras ofrecidas a la UE por parte del Mercosur como así también la contraoferta europea. Asimismo, en ocasión del encuentro en Buenos Aires, el Mercosur realizó un esfuerzo adicional y presentó una oferta final a la UE que cubriría el 90% de las importaciones provenientes de la UE y solicitó una mejora a la contraparte del acceso a mercados agrícolas, aunque se desconoce el contenido de las mejoras ofrecidas y las demandas realizadas.
Si bien los representantes de la UE reaccionaron positivamente al ofrecimiento del Mercosur, indicaron no estar en condiciones de dar reciprocidad y por ende, mencionaron que responderían a principios del año 2018, no pudiendo establecer tampoco una fecha para ello. Ahora es turno de la UE de dar una respuesta adecuada a la propuesta del Mercosur.
Aunque los términos y condiciones de las ofertas intercambiadas permanecen en reserva, ha trascendido que aún resta definir cuestiones en materia de: oferta de bienes y servicios (productos, plazos de desgravación, incremento de volúmenes y reducción de tarifas de cupos arancelarios), propiedad intelectual (patentes, indicaciones geográficas y otros con impacto significativo sobre la industria local), reglas de origen, medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF), compras gubernamentales, entre otros capítulos del Acuerdo.
Según la Confederação da Agricultura e Pecuária (CNA) de Brasil, existe un punto central de preocupación dentro del capítulo de MSF en el que la UE insiste en incorporar el principio precautorio. Este principio permite suspender o cancelar actividades que amenacen el medio ambiente pese a que no existan pruebas científicas suficientes que vinculen tales actividades con el deterioro de aquél. El riesgo de aceptar ese principio es que se convierta en una barrera injustificada al comercio birregional.
Próximos pasos
Si bien todo parece indicar que la intención de avanzar en la asociación estratégica de ambos bloques continúa y podría lograrse la firma del “acuerdo político” en los próximos meses (enero-febrero de 2018), la realidad es que aún la UE no pudo establecer un cronograma de trabajo para 2018 que defina los próximos pasos de la negociación con una fecha cierta de cierre, a pesar del pedido del bloque sudamericano para que así lo hiciera.