Trump sigue haciendo historia. Ahora decidió abandonar el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, que entrara en vigencia en noviembre de 2016.
El pasado 1ro de junio, el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció la decisión de abandonar el Acuerdo de París, al tiempo que indicó se buscará negociar un nuevo acuerdo «justo» para el país. Debe señalarse que junto a China (25,3% de las emisiones de GEI), EE.UU. (14,4% de GEI) es uno de los países que más contribuyen al calentamiento global.
El Acuerdo, alcanzado en París en 2015 y en vigor desde noviembre de 2016, contiene el compromiso de todos los países del mundo de adoptar acciones de mitigación para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, con el objeto de disminuir el calentamiento global y adaptarse a sus efectos.
Hasta este momento, el compromiso estadounidense implicaba reducir sus emisiones un 26 a 28% por debajo de los niveles de 2005 para 2025, y aportar 3.000 millones de dólares a un fondo para los países pobres.
En apoyo a esto, tanto el USTR como el USDA emitieron sendos comunicados. Robert Lighthizer, representante del primero, indicó que la medida adoptada servía para proteger los empleos estadounidenses de consecuencias nocivas, ya que mientras que otras grandes economías gozaban de ciertas ventajas, la competitividad estadounidense se veía socavada en la economía mundial. De hecho, uno de los argumentos esgrimidos ha sido que el acuerdo no eliminaba los empleos relacionados a la industria del carbón -una de las grandes fuentes de emisión de GEI-, sino que transfiere dicho trabajos desde EE.UU. hacia otros países.
Sonny Perdue, por su parte, destacó que el Acuerdo de París iba en contra de los intereses del país. Además, remarcó que el USDA confía en la ciencia y está firmemente comprometido con profundizar cada vez más la investigación para desarrollar mejores métodos de producción agrícola en un contexto de clima cambiante. También resaltó que los desastres climáticos han sido un hecho en la vida de los productores, los cuales han perseverado en el pasado y se adaptarán a futuro.
Pero también se escucharon voces en desacuerdo con la decisión adoptada, tanto al interno como fuera del país. Obama, promotor del Acuerdo durante su presidencia, señaló que la lucha por preservar el medio ambiente quedaba en manos de los Estados, las empresas y las ciudades. En este sentido, los alcaldes de más de 300 ciudades del país donde viven 65 millones de personas renovaron su compromiso contra el cambio climático. Indicaron que iban a adoptar, honrar y mantener los compromisos con los objetivos consagrados en el Acuerdo de París. Se comprometieron a intensificar los esfuerzos para cumplir con las metas climáticas de cada una de sus ciudades, entre las que se incluyen Los Ángeles, Boston, Nueva York, Chicago, Miami, Denver y Phoenix.
Por otro lado, es de destacar que entre el 11 y el 12 de junio en Bolonia (Italia) se llevó a cabo una reunión del G-7, donde los Ministros de medio ambiente de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y la UE reafirmaron su compromiso con el Acuerdo de París. Allí se instó al diálogo con EE.UU. para analizar la posibilidad de que volviera a ingresar, pero reconociendo claramente que dicho Acuerdo era irreversible, no negociable y el único instrumento para combatir el cambio climático.
En efecto, EE.UU. puede dejar de implementar sus contribuciones a nivel nacional en cualquier momento, y de hecho Trump afirmó eso ocurriría inmediatamente. Sin embargo, no podrá dejar el Acuerdo inmediatamente, ya que el mismo estipula que una Parte puede retirarse con un aviso de un año, que podrá ser proporcionado tres años después de la fecha en que entró en vigor para esa Parte. De acuerdo a esto, sólo podrá salir del Acuerdo en noviembre de 2020, el mismo mes en el cual se llevarán a cabo las próximas elecciones presidenciales de EE.UU.