A 60 años de la creación del bloque de integración regional más grande del mundo, la UE se plantea los nuevos desafíos y perspectivas de acción de cara a 2025.
El 25 de marzo de 2017 se celebró en Roma el 60º Aniversario de la UE. Los Tratados de Roma sentaron las bases de lo que hoy se conoce como la Unión Europea, estableciendo un “mercado común en el que personas, bienes, servicios y capital pueden circular libremente”. En un contexto de incertidumbre global, los 27 países de la UE se reúnen para conmemorar 60 años de un ejercicio de integración exitoso y reforzar los cimientos de la unión.
Cabe mencionar que el 1ro de marzo, en vísperas de este aniversario, la Comisión Europea presentó el Libro Blanco sobre el futuro de Europa: Vías para la unidad de la UE de 27 Estados miembros. Haciendo un repaso de los logros obtenidos hasta la fecha y teniendo presentes los desafíos futuros, este instrumento plantea cinco escenarios sobre cómo podría evolucionar Europa a 2025 dependiendo del camino que decida tomar.
Un comunicado de prensa de la propia Comisión resalta que el Libro Blanco analiza esta evolución “desde la repercusión de las nuevas tecnologías en la sociedad y el empleo, a las dudas que suscita la globalización, los problemas en materia de seguridad y el ascenso de los populismos”. Asimismo, plantea la disyuntiva a la que se enfrenta la UE, a la que también podríamos decir se enfrenta el resto del mundo: “ser barridos por estas tendencias o asumirlas y aprovechar las nuevas oportunidades que traen consigo”.
Los cinco escenarios que se exponen pretenden orientar el debate sobre el futuro de Europa. Aclaran que no se trata de directrices políticas o planes de acción detallados, sino simplemente de una serie de alternativas de carácter ilustrativo para incitar a la reflexión y por ende, no son mutuamente excluyentes ni exhaustivos. En efecto, plantean los siguientes escenarios: seguir igual (continuando con el programa de reformas establecido), centrarse en el mercado único al no alcanzar acuerdos en un número creciente de ámbitos, permitir a los estados que lo deseen hacer más (aquellos que lo prefieran puedan tener mayor colaboración en ámbitos específicos, como defensa, seguridad interior o asuntos sociales), hacer menos pero de forma más eficiente (centrar atención y recursos en un número reducido de ámbitos definidos como prioritarios), hacer mucho más conjuntamente (adoptar decisiones a nivel europeo con mayor rapidez y aplicarlas con celeridad).
La PAC a partir de 2020
Comenzó el debate por la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) a partir de 2020. Los Ministros de agricultura de la UE fijaron ciertas prioridades para ordenar este debate sobre la futura PAC: simplificación (como principio fundamental, no solo en el ámbito de la legislación, sino también en términos de aplicación y control), mejorar la resiliencia, responder a los desafíos ambientales, invertir en la viabilidad y vitalidad del medio rural, garantizar la renovación generacional, mantener una orientación de mercado y reforzar la posición de los agricultores en la cadena alimentaria.
No obstante, la incógnita sobre el brexit y su impacto en la política agrícola permanecen en la mesa de debate. La principal preocupación radica en lo que sucederá con el presupuesto comunitario ya que con la salida del Reino Unido se perderían más de 18 mil millones de euros. En 2015, el Reino Unido aportó 18,21 mil millones de euros al presupuesto de la UE (luego de un reembolso de € 6,08 mil millones), y recibió € 7,46 mil millones. De esta última cifra, el 51% se destinó a la agricultura, número superior a la media de la UE del 43%.
Por ende, habrá que definir cómo soportar esa pérdida, si recortando gastos o recuperando ese dinero por otra vía: a través de mayores aportes de los estados miembros o la apertura a nuevas fuentes de ingreso.