Hacia finales de octubre se preveía que el Consejo Europeo se expidiera sobre la prórroga del glifosato, pero una votación en el seno del Parlamento pospuso sin fecha la decisión.
La Unión Europea tiene uno de los sistemas más estrictos para la evaluación de los productos fitosanitarios. Cientos de sustancias activas, como el glifosato, han pasado o están pasando por un proceso de evaluación científica rigurosa. La aprobación de una sustancia activa de la UE sólo se concede por un período limitado de tiempo (hasta 15 años) y debe renovarse regularmente.
En el caso del glifosato, el período de aprobación expiraba el 30 de junio de 2016. Ante esta circunstancia se presentó una solicitud para la renovación del producto. Pero debido a que la evaluación de la sustancia y la decisión sobre una renovación de la aprobación se fueron retrasando, se llegó a una instancia en que era probable que la aprobación de la sustancia activa expirara antes de que se hubiera tomado una decisión sobre su renovación.
Un día antes de que expire la licencia, la Comisión Europea (CE) aprobó una extensión de la licencia del glifosato por un plazo máximo de 18 meses, hasta el 31 de diciembre 2017, a los efectos de que la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) adopte una posición sobre la toxicidad de dicha sustancia. En marzo del corriente, la mencionada entidad señaló que el glifosato no debía considerarse como cancerígeno.
La definición de la prórroga de la licencia glifosato está en manos del Consejo Europeo, que tiene que votar una propuesta de la Comisión, por la renovación de la licencia por diez años. Estaba previsto que el 22 de octubre se votara, pero ante la presión generada por una resolución del Parlamento, se pospuso.
Los eurodiputados pidieron «a la Comisión que adopte las medidas necesarias para eliminar gradualmente la sustancia activa glifosato de la Unión Europea a más tardar para el 15 de diciembre de 2022«. Dicha resolución no vinculante fue aprobada por 355 votos a favor, 204 en contra y 111 abstenciones. La Eurocámara reclamó garantizar que no se autorizará el uso de glifosato después de mediados de diciembre de 2022, incluyendo cualquier posible período de prórroga.
Ahora, para que se apruebe decisión en el Consejo, se necesita al menos el voto positivo de 16 países, que a su vez representen como mínimo el 65% de la población total del bloque. Francia, Austria e Italia anunciaron públicamente que rechazarán una autorización durante una década. En el caso de Francia se señala que estarían dispuestos aceptar una prórroga de 4 años.
De acuerdo a la legislación europea, los Estados Miembros son los responsables de autorizar la comercialización dichos productos; sin embargo, las sustancias activas contenidas en los pesticidas deberán ser aprobadas a nivel de la UE. Cuando esto sucede, la evaluación de la seguridad de todos los pesticidas se realiza en una etapa posterior por cada Miembro antes de otorgar, rechazar o restringir el uso de los pesticidas a nivel nacional.
Ante la eventualidad de no lograrse la renovación, el glifosato dejará de estar autorizado en la UE, por lo que los países Miembros deberán retirar las autorizaciones para todos los productos basados en dicha sustancia. Esto podría tener ramificaciones a nivel internacional, dado que muchos cultivos genéticamente modificados se tratan con glifosato, incluyendo la soja o el maíz, vendidos a la UE como materias primas o subproductos (harinas y aceites).
Esto último se debe a que automáticamente el Límite Máximo de Residuos (LMR) permitido cae al nivel de detección por defecto en forma inmediata, haciendo prácticamente imposible la exportación de productos tratados con glifosato. De todas formas, está previsto que los LMRs se revisen luego de que se autorice (o no) la renovación de la sustancia. Y en el eventual caso que no se apruebe la renovación, podría llegar a aceptarse una cierta tolerancia para el LMR del glifosato.