Finalizada la presidencia de Argentina en el G20, es momento de analizar los resultados de un año de reuniones a diferentes niveles de gobierno, e incluso entre los diversos grupos de afinidad (B20, T20, etc.),para el comercio y el sector agroindustrial.
Como se verá, aunque sin avances de impacto en el corto plazo, como es usual en este tipo de reuniones, el G20 comienza a delinear nuevos caminos para el diálogo y espacios de acción en temas que resultan de relevancia para Argentina.
El análisis de la última Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno se puede dividir en tres partes: lo establecido en base al trabajo del G20 como tal;los resultados derivados de las reuniones bilaterales llevadas a cabo por el presidente argentino; y lo ateniente a los encuentros celebrados en paralelo entre los líderes más influyentes del mundo, especialmente la reunión entre EE.UU. y China y sus repercusiones en el futuro de la denominada Guerra Comercial.
G20
En primer lugar, debe destacarse la firma de una declaración conjunta, que puede considerarse como un logro de importancia en sí mismo, considerando el complejo contexto comercial y político global actual. Este logro no se sustentó sólo en lo que pudo consensuarse en el más alto nivel político del G20 durante estos días en Buenos Aires, si no que se construyó sobre el trabajo técnico llevado adelante durante todo el año.
En relación a la Agricultura, uno de los temas que se destacó fue el “compromiso de hacer frente a los desafíos sobre seguridad alimentaria, que resulta crucial para lograr un mundo sin hambre ni otras formas de desnutrición”. En particular, los líderes propusieron impulsar el dinamismo en las zonas rurales,la agricultura sostenible, el uso de tecnologías tradicionales e innovadoras, la colaboración público-privada, y la reducción de desechos de alimentos.
Desde la perspectiva de nuestro sector, resulta importante subrayar el rol que los mandatarios de los países más importantes del mundo le otorgan a la agricultura en la respuesta a los grandes desafíos que la humanidad deberá enfrentar en los próximos años en materia de seguridad alimentaria y sustentabilidad. Más aún, comienza a ponerse el acento en las interrelaciones entre estos retos, y en la importancia que adquiere la tecnología y la innovación. Se supone que el mundo deberá producir más alimentos y otros productos bio-basados, aumentando la productividad al tiempo que usa los recursos naturales de manera eficiente y sustentable, y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero por unidad producida.
De esta manera, surge la necesidad de un enfoque integral,donde conceptos como el de Bioeconomía, adoptado en Argentina como pilar de una estrategia de desarrollo nacional público-privada, pueden jugar un papel crucial. Las interacciones entre biomasa, innovación y tecnología implícitas en el mismo permitirían resolver en cada etapa del proceso productivo la ecuación de producir más con menos.
Nuestro país tiene los atributos para convertirse en un actor de relevancia impulsando y liderando estos temas a nivel internacional.Con base en una rica dotación de recursos, y la adopción de un modelo productivo y de negocios dinámico, innovador y amigable con el medio ambiente, Argentina podría jugar un rol preponderante en materia de producción y comercio sustentable. Se abren así posibilidades de comercio, transferencia de tecnología y cooperación.
En relación, un punto crítico fue el relativo al cambio climático, donde si bien se ratificó que el Acuerdo de París era irreversible, asumiendo el compromiso de alcanzar una implementación plena, la reafirmación de EE.UU. de retirarse del mismo dejó un sabor amargo en los negociadores. Este acuerdo no solo es importante porque busca reducir emisiones de Gases de Efecto Invernadero, sino porque los mecanismos que plantean pueden convertirse en oportunidades (bonos de carbono, inversiones en energías limpias, transferencia de tecnología) u amenazas (cambios en los sistemas productivos, proteccionismo verde, entre otros). Nuevamente, Argentina puede aprovechar este espacio, ofreciendo su experiencia en materia de buenas prácticas agrícolas y demostrando la performance ambiental de su estrategia productiva de intensificación sustentable.
Yendo a los temas de comercio propiamente dichos, se resaltó el rol que ha tenido el sistema multilateral para lograr crecimiento,productividad, innovación, empleo y desarrollo. Sin embargo, y siguiendo los lineamientos acordados en la reunión de Ministros de Comercio e Inversiones del G20 en Mar del Plata durante septiembre, se sostuvo -acertadamente- que en la actualidad no se estaban cumpliendo sus objetivos, y que existían posibilidades de mejora.En otras palabras, los mandatarios respaldaron una reforma a la Organización Mundial de Comercio (OMC), la cual fue calificada como necesaria para mejorar su funcionamiento.
En este sentido, resulta importante avanzar en una reforma de la institución que la adecue a los tiempos que corren, incorporando temáticas a una agenda comercial que ha quedado desactualizada. Dada la importancia del multilateralismo para un comercio basado en reglas, Argentina debería liderar este proceso, no sólo para garantizar el fortalecimiento del sistema, sino para lograr el establecimiento de disciplinas que sean compatibles con los senderos de desarrollo que imaginamos en torno a una inserción basada en la utilización de las nuevas tecnologías para la producción eficiente y sustentable de la biomasa y su transformación en alimentos, energía y otros productos bio-basados (Bioeconomía).
Entre los tópicos más importantes, pueden mencionarse el sistema de solución de diferencias, con la necesidad de desbloquear el nombramiento de los miembros del Órgano de Apelación; y la necesidad de fortalecer el proceso de supervisión y la transparencia de las políticas comerciales de los miembros.
En cuanto a la función negociadora de la OMC, deben abordarse las distorsiones del mercado causadas por subsidios, aranceles y barreras no arancelarias. En un contexto decreciente proteccionismo, se ha demostrado más que nunca la vigencia de este tipo de herramientas y sus efectos distorsivos, con las tensiones entre EE.UU. y China cómo su máxima expresión.
Desde el sector es importante que se avance en materia de subsidios agrícolas, así como también en la relación entre comercio y medio ambiente, dada la proliferación de estándares y normativas relacionadas. Debe garantizarse que estas preocupaciones legítimas no deriven en medidas proteccionistas y tengan fundamento científico, al tiempo que reflejen la realidad productiva de cada uno de los países. También aparecen como prioritarios tópicos vinculados al respeto de la propiedad intelectual.
Reuniones bilaterales
Quizás en el ámbito de las reuniones bilaterales se destacaron los resultados más concretos. En este sentido, el Presidente Mauricio Macri mantuvo reuniones bilaterales con los principales líderes del mundo, pasando por Emmanuel Macron (Francia), Vladimir Putin (Rusia), Moon Jae-in (República de Corea), Shinzo Abe (Japón), Angela Merkel (Alemania), Justin Trudeau (Canadá), además de las importantes reuniones con sus pares de EE.UU. y China.
Con relación al encuentro con Trump, además del apoyo al ingreso de Argentina a la OCDE, se firmaron convenios de cooperación sobre educación, infraestructura, energía,inversiones, transportes y seguridad aérea. También se firmaron cartas de intención con la Overseas Private Investment Corporation (OPIC), un organismo del gobierno de EE.UU. dedicado a canalizar fondos privados a inversiones en países emergentes. Según la Cancillería argentina, los acuerdos firmados totalizan USD 813 millones y se prevé que movilizarán más de USD 3.000 millones en sectores como infraestructura, energías renovables y logísticas. Estos fondos podrían contribuir a superar ciertos cuellos de botella que afectan el potencial productivo de nuestro país, principalmente en logística y transporte.
La visita también coincidió con la reapertura del mercado estadounidense para la carne argentina. En tal aspecto, se contará con acceso a una cuota de 20.000 toneladas anuales con cero arancel, y las exportaciones que superen ese volumen deberán abonar otro arancel de ingreso de 26,4%. De acuerdo a la Cancillería argentina, esto representaría ingresos por exportaciones de entre 150 y 180 millones de dólares. Debe notarse que no sólo la reapertura de ese mercado es importante,sino el efecto sobre la reputación del producto argentino, que le permitirá también ingresar en otros mercados de alto valor adquisitivo.
Por otro lado, con China se firmaron varios documentos de interés, en particular un Plan de Acción Conjunta (2019-2023), que guiará el intercambio y la cooperación bilateral en todas las áreas para el próximo lustro. Entre otros temas incluye inversión, economía y comercio e infraestructura. Los presidentes se mostraron, además, satisfechos por la participación de empresas chinas en proyectos de transporte en Argentina y por los avances logrados.
En el ámbito agroindustrial, se comprometieron a continuar con el Plan de Acción Estratégico en Materia de Cooperación Agrícola (2017-2020). Asimismo, se impulsarán proyectos de I+D conjuntos entre empresas de biotecnología de ambos países, e intercambio de experiencias en temas de regulación y calidad de semillas, entre otros temas. Y también se firmaron protocolos sanitarios y fitosanitarios que permitirán el ingreso a China de productos como carne ovina y caprina de la Patagonia, equinos en pie y cerezas.
En relación al vínculo con China, resta ahora que el Mercosur contemple de manera cierta la posibilidad de profundizar estos acercamientos bilaterales con un acuerdo comercial birregional. Siendo el principal destino de las exportaciones agroindustriales de la región,podría promoverse un acuerdo que permita consolidar el acceso sin aranceles para productos de interés y permita un mayor flujo de inversiones entre ambos.En este sentido, Argentina deberá fomentar el replanteo de una estrategia de relacionamiento externo del bloque que no ha logrado acompañar sus aspiraciones de “volver al mundo”.
Guerra comercial
Al finalizar la Cumbre,los presidentes Donald Trump y Xi Jinping compartieron una cena donde se acordó que EE.UU. postergaría por 90 días la elevación de aranceles que estaba prevista para el primero de enero del 10% actual al 25% para 200 mil millones de dólares de productos chinos. A cambio, el país asiático se habría comprometido a incrementar sus compras de productos estadounidenses, incluyendo energía, bienes agrícolas e industriales. La condicionalidad incluye, además, arribar a un acuerdo más amplio sobre los temas que preocupan a EE.UU., como ser: transferencia forzada de tecnología,propiedad intelectual, barreras no arancelarias, robo cibernético, servicios y agricultura.
En líneas generales, la reunión significó un primer paso para acercar distancias y evitarla escalada de un conflicto que tiene en vilo a los mercados internacionales,con efectos distorsivos significativos, especialmente en el comercio global desoja y sub-productos.
Recordamos que la decisión de China, principal importador mundial, de gravar con un arancel del 25% a la soja proveniente de EE.UU. ha generado importantes movimientos de precios. El recorte de las compras totales chinas y la búsqueda de orígenes alternativos para sus importaciones ha provocado descensos en las cotizaciones en el mercado de Chicago y un aumento relativo en los premios de la soja argentina y brasilera. Como consecuencia, se ha producido un redireccionamiento de los flujos comerciales y una relocalización de la molienda, con una caída en Argentina y un aumento en EE.UU.
El mercado recibió el acercamiento con optimismo, al menos los primeros tres días de operaciones posteriores al 30 de noviembre. En efecto la soja registró subas en Chicago demás del 2% y el maíz, que también espera verse beneficiado, subió más de un 4%.Asimismo, se vieron afectados a la baja los premios de los orígenes que compiten con EE.UU., como es el caso de Brasil y Argentina.
Pero el viernes siguiente a la reunión la incertidumbre se hizo presente nuevamente, por la ausencia en el informe semanal de exportaciones del USDA de compras efectivas de China en el mercado estadounidense. A esto se suman las declaraciones posteriores del presidente norteamericano destacando los beneficios para su economía de las tarifas impuestas a los productos chinos.
En conclusión,puede argumentarse que, aunque el encuentro entre Trump y Xi Jinping es una importante señal para un mercado internacional que aguarda por un acuerdo, la situación parece lejos de resolverse en el corto plazo. Los aranceles siguen vigentes y ningún anuncio concreto fue materializado. Sumado a ello, pueden vislumbrarse claras diferencias en las interpretaciones que cada delegación hizo de los resultados de la reunión en Buenos Aires en sus respectivos comunicados oficiales.
De esta forma, de no mediar novedades certeras que permitan vislumbrar la resolución del conflicto entre las dos principales potencias, los precios continuarán fluctuando siguiendo los ánimos del mercado ante cada señal de acercamiento o alejamiento. Esta situación abre para nuestro país desafíos importantes en materia de política comercial.