A fines de marzo, oficiales de alto nivel se reunieron en Ginebra para evaluar el estado de situación de la Ronda Doha y la posibilidad de concluir la misma en el transcurso de 2010. Como era de esperarse, las delegaciones no se movieron de sus posiciones tradicionales y la reunión finalizó sin resultados de relevancia. El objetivo de concluir las negociaciones este año ni siquiera se mencionó. El ejercicio de evaluación, propuesto por los ministros de Comercio en la pasada Reunión Ministerial de la OMC, comenzó con una sesión del Comité de Negociaciones Comerciales (CNC) de la que no pudieron extraerse señales positivas que muestren avances en las negociaciones. En su discurso, el director general, Pascal Lamy, destacó que “aunque sin duda es decepcionante que no estemos cerca de nuestro objetivo, no he observado el más mínimo derrotismo”. “Todos mantienen su firme compromiso con el mandando de la Ronda y su conclusión satisfactoria”, agregó. A pesar del tono alentador de Lamy, las posibilidades de que un acuerdo de comercio mundial esté al alcance este año ya se desvanecieron por completo. Según analistas, para completar esta meta los ministros deberían haber acordado las denominadas “modalidades” antes de que concluya el primer trimestre del año. Durante la reunión del CNC los presidentes de los grupos de negociación presentaron sus informes respecto a cómo han transcurrido las conversaciones. El presidente de las negociaciones sobre la agricultura, David Walker, señaló que “las delegaciones no han estado en una posición de resolver ningún asunto de manera sustancial”. Según el embajador, las discrepancias se mantienen en torno a los subsidios al algodón, los productos sensibles y especiales, los techos arancelarios y el mecanismo de salvaguardia especial. Por su parte, Luzius Wasescha, quien lidera la negociación sobre productos industriales, resaltó que la principal brecha es la diferencia entre los niveles de ambición de los Miembros. Algunos de ellos están de acuerdo con el balance dado por el borrador actual, mientras que otros denuncian la falta de equilibrio del mismo, y por lo tanto buscan mayor acceso para sus exportaciones industriales. En las declaraciones realizadas al final de la reunión, la mayoría de los funcionarios presentes señalaron a EE.UU. como el mayor responsable del estancamiento de las negociaciones. Tanto la UE como las principales potencias emergentes (Brasil, India, China y Sudáfrica) se quejaron de la falta de compromiso estadounidense para con la Ronda, la negativa de este país a trabajar sobre la base de los borradores de acuerdo que están sobre la mesa, y las excesivas concesiones que sus representantes pretenden conseguir en acceso a mercados para sus bienes industriales. El futuro se presenta difuso. La realidad es que, a pesar de los innumerables llamados políticos a culminar las negociaciones realizados por el “G-20 financiero” en sus últimas reuniones, la Ronda se encuentra paralizada desde julio de 2008. En Ginebra todos esperan que EE.UU., cuya Administración se encuentra concentrada en la agenda interna y dominada por las presiones proteccionistas del Congreso y la opinión pública, se mueva primero. Por el momento, la OMC sólo ha abandonado la meta del 2010. No obstante, la ausencia de ideas claras respecto a cómo continuar siembra dudas respecto a la permanencia del proceso negociador entre las prioridades de la agenda mundial.
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