El pasado miércoles 23 de octubre la Fundación INAI presentó los principales resultados del Escenario de Referencia Agroindustrial Mundial y Argentino al 2022 (ERAMA 2022) en la sede de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. El mismo constituye una visión de largo plazo sobre los niveles de comercio internacional, producción, consumo y exportaciones, basada en el concepto de escenario continuación y elaborada a través de la utilización del modelo de simulación PEATSim-Ar de la Fundación INAI . Este estudio permite identificar las principales tendencias para los próximos 10 años, incentivando el debate sobre las estrategias a seguir para mejorar la inserción de Argentina en el comercio internacional. Constituye, por otro lado, una alternativa local a quienes utilizan habitualmente estudios generados en otros países y organismos internacionales (USDA, OCDE-FAO), contemplando las características propias de nuestro país. Adicionalmente, la información obtenida provee una línea de base contra la cual evaluar escenarios alternativos, para responder interrogantes de variada naturaleza. El ERAMA, sin embargo, no representa un pronóstico acerca del futuro del sector agrícola. Se trata, más bien, de lo que sucedería en el largo plazo si se cumplen supuestos específicos sobre condiciones macroeconómicas, vigencia de políticas en Argentina y otros países, condiciones meteorológicas normales, acuerdos y acontecimientos internacionales, entre otras cuestiones. Es importante destacar que si bien el escenario se construye a través del modelo cuantitativo de la Fundación INAI, su elaboración fue validada en diversas etapas por medio de los aportes y opiniones de numerosos especialistas de los distintos productos, a quienes se extiende un agradecimiento. Los resultados del ERAMA 2022 revelan un contexto de oportunidades para las exportaciones argentinas. Aunque no se alcanzarían las tasas de crecimiento del PBI observadas anteriormente a 2008, en los próximos años habría una recuperación de la economía mundial, y continuaría la tendencia a aumentar la participación de los países en desarrollo en el producto global. Estos cambios macroeconómicos se traducirían en mejoras en la demanda de alimentos. El crecimiento del comercio mundial promedio para los productos contemplados en el ERAMA sería de 4,1% anual real durante el período 2013 a 2022. Más aún, todos los productos de interés muestran tendencias positivas en su comercio internacional durante la próxima década. En respuesta a este contexto favorable, el volumen cosechado de granos en nuestro país alcanzaría las 128,4 millones de toneladas para 2022/23, 29,5 millones más que en 2012/13. Como promedio anual, la producción aumentaría un 2,7%, tasa algo inferior al 3,1% observado en los últimos 10 años, y significativamente más baja que el promedio de 4,7% para las últimas 20 campañas. Ello implicaría cierta desaceleración, pero el crecimiento sería aún positivo. El área avanzaría a menor ritmo que la producción, lo que indica que los rendimientos cobrarían cada vez más importancia. Por su parte, las exportaciones de granos experimentarían un crecimiento de casi 7 millones de toneladas, cifra muy inferior al incremento en producción. Ello se explica porque aumentarían los usos domésticos, tanto para el procesamiento de oleaginosas como para la alimentación animal. Hacia el final del periodo, el área cosechada se ubicaría en 34,5 millones de hectáreas, con la mayor expansión esperada para las oleaginosas, en particular la soja, cuya superficie se incrementaría en 2,3 millones de hectáreas. La producción de porotos de soja pasaría de 48,5 millones de toneladas en 2012/13 a 64,3 millones en 2022/23. En esta última campaña se molerían 50,7 millones de toneladas. Dado el mayor procesamiento local, las exportaciones de poroto se mantendrían relativamente estables. Por su parte, la producción de girasol aumentaría un 19% con respecto a 2012/13, llegando a 3,7 millones de toneladas. El maní alcanzaría 927 mil toneladas producidas, de las que se exportarían 707 mil. Entre los cereales, el trigo mostraría cierta recuperación, por lo que la producción alcanzaría 14,7 millones de toneladas, aunque se mantendría por debajo de los records históricos. En el caso del maíz, la producción con destino comercial pasaría de 24,8 a 29,9 millones de toneladas. El incremento se destinaría a alimentación animal, a exportaciones y a la producción de etanol. La cebada superaría las 6,6 millones de toneladas hacia 2022/23, y el destino del mayor aumento serían las exportaciones que se situarían en torno a 5,5 millones. Por otro lado, la cosecha de sorgo para el circuito comercial sumaría 5,3 millones de toneladas. El comercio de este producto se mantendría más o menos constante debido al crecimiento del uso local para alimentación animal. El arroz mostraría un aumento en producción de 1,7% anual, llegando a 1,8 millones de toneladas al final del período de estudio. A pesar de que el comercio internacional sería favorable para las distintas carnes, la respuesta de la producción local mostraría marcadas diferencias, con el menor crecimiento anual para la carne bovina (1,4%), el segundo para la carne de cerdo (1,8%) y el mayor crecimiento para la carne aviar (4,5% anual). Para este último producto, el mercado externo ganaría cada vez más importancia, representando las exportaciones un tercio de la producción hacia el final del período. El escenario también sería positivo para la producción de leche, la cual aumentaría a un promedio anual de 2,8%, arribando a 14,9 millones de toneladas en 2022. Un porcentaje creciente de leche cruda se destinaría al procesamiento para la elaboración de productos lácteos, lo que se traduciría en importantes crecimientos de las exportaciones de los mismos. Por lo tanto, a grandes rasgos existe una capacidad de respuesta local frente a un contexto de comercio internacional positivo. Incluso, si se analiza la participación del país en el comercio internacional, son varios los productos en los cuales Argentina tiene un elevado potencial para mejorar su inserción. Entre estos se destacan la cebada, el maní, aceite y harinas de soja, la carne aviar y los lácteos. De los productos analizados, se vislumbra una tendencia a mejorar la inserción comercial en aquellos con mayor grado de procesamiento. Esta tendencia, sin embargo, es condicional a los supuestos del escenario continuación, que pueden verse afectados por cambios de contexto en varios aspectos. Entre los más importantes, se encuentra el plano de las políticas, incluyendo tanto medidas de defensa comercial como concesiones de acceso a mercados que puedan surgir en el marco de las nuevas negociaciones comerciales que se han emprendido en todo el mundo. Por ejemplo, nuevos tratados podrían otorgar preferencias a competidores de nuestro país y afectar por lo tanto las posibilidades de Argentina para aprovechar el crecimiento en el comercio. Por otro lado, modificaciones en la Política Europea Común o en la Farm Bill de EE.UU. podrían cambiar las reglas del juego en los mercados agroindustriales. Respecto de los biocombustibles, la producción de biodiésel en Argentina se enfrenta a un contexto de grandes dificultades. Es importante considerar que se trata de un producto que muestra una gran variabilidad frente a cambios de políticas, por lo que los inminentes cambios que enfrentará el biodiésel argentino podrían minar su futuro. De esa manera, se requiere un minucioso seguimiento de lo que ocurra a nivel de decisiones de política en los países importadores y competidores, tarea para la cual la Fundación INAI ofrece al sector privado todo un conjunto de herramientas. Estas incluyen el presente boletín, informes destinados a temas específicos, talleres y mesas de trabajo. A este grupo se incorpora hoy el Escenario de Referencia Agroindustrial Mundial y Argentino, que será actualizado de manera anual, de utilidad tanto como un producto final como un insumo para enriquecer otros análisis realizados por la Fundación INAI. (Ver gráfico y tabla en versión PDF)
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