Todo parece indicar que la Trade Promotion Authority (TPA), o “vía rápida” de aprobación de acuerdos comerciales en EE.UU., dista mucho de contar con el apoyo necesario para convertirse en ley. Sus partidarios sostienen que los socios comerciales involucrados en las negociaciones de dos grandes acuerdos comerciales –el TPP y el TTIP- no mostrarán sus mejores ofertas sobre la mesa a menos que sepan que se puede presentar un acuerdo final ante el Congreso norteamericano para una votación de aprobación o rechazo, sin enmiendas. En cambio, sus opositores señalan que ambas negociaciones comenzaron después de que expiró el último poder de vía rápida en el 2007 y la falta de la misma no ha sido un obstáculo para los avances. Mientras se acumulan rechazos por parte de los demócratas –tanto el demócrata de mayor rango en el Senado, Harry Reid, como la líder del partido en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se han pronunciado en contra-, los republicanos reclaman a Obama mayores esfuerzos para aprobar la medida. El mayor temor de los legisladores al aprobar este tipo de norma es la posibilidad de que se firmen acuerdos comerciales que puedan perjudicar a los empleos y la industria local, lo que les podría costar apoyo en las elecciones de noviembre próximo. Debe recordarse que la versión anterior de la TPA expiró mientras se negociaban los acuerdos de EE.UU. con Corea del Sur, Panamá y Colombia. Pero los tres eventualmente fueron aprobados por el Congreso en el 2011, aunque el acuerdo con Corea del Sur fue parcialmente enmendado. En relación a los acuerdos que se están negociando actualmente, durante febrero se realizaron diversas reuniones de relevancia. En el marco del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), los pasados 17 y 18 de febrero se llevaron a cabo una serie de reuniones en Washington entre el Representante Comercial de EE.UU., Michael Froman, y el Comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, con el objetivo de preparar el terreno para la próxima ronda de negociaciones prevista para marzo en Bruselas. De Gucht, aseguró que están experimentando «un avance firme» en las negociaciones, agregando que el objetivo del acuerdo es «la creación de puestos de trabajo a ambos lados del Atlántico» y tener una inversión directa mayor de la que ya existe. El aporte principal del TTIP será sobre todo en el ámbito de la armonización de regulaciones y la supresión de barreras no arancelarias, más que en la propia eliminación de aranceles, los que ya se encuentran bajos entre las dos partes (alrededor del 4% en promedio). Según los cálculos de la Comisión Europea (CE), el 80% del potencial del acuerdo estará en el recorte de costes impuestos por la burocracia y las diferentes regulaciones, así como en la liberalización del comercio de servicios y del mercado público. Asimismo, de acuerdo a un estudio de la Cámara de Comercio de EE.UU., la eventual aprobación del tratado añadiría 120.000 millones de dólares a los 650.000 millones anuales que en la actualidad genera el comercio bilateral. Según trascendió, en la semana previa a la reunión entre ambos se intercambiaron las ofertas iniciales de acceso a mercados, aunque se trataría de un mero punto de partida para la discusión. Aparentemente, la oferta inicial de la UE abarcaría el 96% de las tarifas actuales, con la excepción de productos sensibles como la carne vacuna, carne aviar y carne de cerdo, sobre los cuales se otorgarían cuotas. Si bien no se conoció la oferta de EE.UU., la UE no estaría conforme respecto del nivel de ambición mostrado por su contraparte. Respecto del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), entre el 22 y el 25 de febrero se llevó a cabo una nueva Cumbre Ministerial de los doce países – Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Malasia, Brunéi, Vietnam, Chile, México y Perú.- que se encuentran en negociación. Culminada la misma, los ministros subrayaron diversos progresos, pero descartaron la posibilidad de firmar el acuerdo en breve. El ministro de Comercio de Nueva Zelanda, Tim Groser, indicó que los temas de acceso a mercados eran los principales obstáculos, y al ser el núcleo central del acuerdo, dificultaban la firma del mismo. Por su parte, el ministro de Comercio de Australia, Andrew Robb, señaló la existencia de coincidencias en más del 80% de las cuestiones. En tanto el representante estadounidense., Michael Froman, añadió que los avances se realizaron principalmente en las áreas de telecomunicaciones, seguridad alimentaria, y las empresas de propiedad estatal. Una de las trabas en la negociación está dada por la relación entre EE.UU. y Japón. Cuando este último ingresó a las conversaciones el pasado año, EE.UU. fijó como condición que las partes llevaran a cabo conversaciones en paralelo de manera separada a la discusión de todo el grupo. Hoy por hoy, los principales obstáculos se encuentran en dos ámbitos: agricultura y automóviles. En el ámbito agrícola, Japón tiene una fuerte presión de sus asociaciones de productores para no otorgar concesiones en productos sensibles como arroz, carne vacuna, carne de cerdo, lácteos y azúcar. Y respecto a automóviles, EE.UU. critica las barreras no arancelarias impuestas por Tokio. Sin fecha cierta de conclusión, el TPP también enfrenta otros cuestionamientos, como por ejemplo en lo relativo a propiedad intelectual, un tema que ha tomado relevancia no solo al interior de las negociaciones, sino además en la sociedad civil de los distintos países involucrados. Finalmente, uno de los asuntos más espinosos está relacionado con la transparencia de las negociaciones. En 2009 las partes acordaron que el texto del acuerdo no sería publicado hasta que la negociación concluyera y que todo documento que forme parte del proceso sería mantenido en calidad de confidencial hasta cuatro años después de la entrada en vigencia del acuerdo. Frente a esto, se ha iniciado un movimiento parlamentario internacional solicitando la publicación de los textos en negociación. En noviembre pasado, 151 congresistas demócratas de EE.UU. enviaron una carta al presidente Barack Obama, en la que solicitan mayor transparencia en las negociaciones; y en diciembre último 34 diputados y 15 senadores chilenos publicaron una declaración conjunta pidiendo conocer el contenido de las conversaciones. A estos se ha sumado recientemente un grupo de 20 legisladores peruanos.Leer en pdf »
Pierde fuerza la TPA
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