El pasado 15 de mayo, el Gobierno de Rusia eliminó el arancel a las exportaciones de trigo, que fuera introducido el 1 de febrero de este año para proteger el mercado interno. La supresión del arancel inicialmente estaba previsto para 1 de julio. Se trataba de un impuesto del 15% del valor aduanero más 7,5 euros por tonelada, pero no menos de 35 euros.
En su momento, fue introducido para lidiar con el importante aumento de las exportaciones de dicho cereal, favorecidas por la significativa depreciación del rublo durante 2014, con el consiguiente aumento de los precios del cereal en el mercado interno.
Según señalaron, la decisión de suprimir el arancel permitiría evitar la sobresaturación del mercado de cereales y la caída de los precios por debajo de los costes de producción internos durante la cosecha.
Sin embargo, tras solo dos semanas del anuncio, se ha dispuso una nueva tasa, que empezaría a aplicarse a partir del próximo 1 de julio. La intención es limitar las exportaciones en caso de una fuerte devaluación del rublo.
Este nuevo impuesto se fija en el 50% del precio por tonelada menos 5.500 rublos (105 dólares), pero no menos de 50 rublos por tonelada.
El gobierno ruso señaló que cumplirá una función fiscal con el precio del trigo entre 11.000 y 13.000 rublos por tonelada y que tendría un «efecto de regulación» en caso de un precio superior a 13.000 rublos