La Operación carne Débil, que buscaba poner fin a una serie de prácticas corruptas en la comercialización de estos productos, llevó a que muchos mercados importadores cerraran sus fronteras a la carne brasileña, aunque de a poco se ha ido normalizando.
El pasado 17 de marzo, la Policía Federal brasileña inició una enorme operación denominada Operación carne Fraca (carne débil, en portugués). El objetivo fue desmantelar una trama de corrupción que involucraba a procesadoras de carne e inspectores agropecuarios del Ministerio de Agricultura y que autorizaba la comercialización de productos que no cumplían las normas de calidad o que, incluso, estaban caducados o podridos.
Las prácticas investigadas incluían el re-envasado de productos caducados, la sustitución de carne por mercancías más baratas, como la soja y el pollo, y hasta la inyección de sustancias potencialmente cancerígenas para disimular el mal estado de la comida.
La primera consecuencia fue que unos 45 países implementaron algún tipo de restricción a las importaciones de Brasil en algún momento, desde mayores controles a una prohibición absoluta, según datos del Ministerio de Agricultura. El propio titular de dicha cartera, Blairo Maggi, ha llevado adelante una ofensiva diplomática desde que surgió el escándalo, tratando de llevar tranquilidad a los mercados. En este sentido, anunció que ninguna de las 174 muestras recolectadas en 22 estados desde el escándalo mostró que la carne fuera inadecuada para el consumo humano. Por otro lado, señaló que las irregularidades detectadas no suponían “riesgos para la salud” de los consumidores y señaló que se trataba de “problemas de documentos”, fallas en la fiscalización o mezclas de carnes en proporciones equivocadas.
Por el lado de China, se decidió suspender las importaciones a aquellas empresas involucradas hasta que garantizasen que los productos importados estaban en buenas condiciones. Dicho país durante 2016 compró cerca de un tercio de las exportaciones de carne de Brasil. De todas maneras, al cierre de la edición del presente boletín, China había anunciado el fin de la suspensión de importaciones de carnes brasileñas y la reapertura total de su mercado tras confirmar que las empresas productoras de ese país habían tomado las medidas necesarias para garantizar la calidad y seguridad de los alimentos.
Desde la UE se urgió a Brasil a obrar por recuperar la confianza de los importadores. El comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, indicó que esperaba que las autoridades brasileñas entendieran que tenían que actuar lo más pronto posible para restablecer la confianza en sus sistemas de control.
Finalmente, tras haber sido excluidas de algunos de sus mercados más importantes, las empresas brasileñas de carne han recuperado el acceso a la mayoría de ellos hacia finales de marzo. Incluso Hong Kong, el mayor destino de la carne brasileña de res, ha procedido a levantar las restricciones. De todas formas, unos 13 mercados continuaban cerrados, entre ellos México y Qatar. En total, esos países representaron sólo el 5% de las exportaciones de carne de Brasil el año pasado, según datos del gobierno.
Debe resaltarse que Brasil representa el 20% de las exportaciones mundiales de carne roja y el 40% de las exportaciones de pollo. La carne es el tercer mayor envío de Brasil después de la soja y el mineral de hierro, con ventas al exterior por casi 14.000 millones de dólares el año pasado en res, pollo, cerdo y otros productos.