Con foco en las tensiones comerciales, en los encuentros se expresó apoyo al comercio internacional como motor de crecimiento global.
Mientras los días 21 y 22 de julio se llevó a cabo la Tercera Reunión de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales del G20, en Buenos Aires, entre el 26 y 28 de julio tuvieron lugar la Segunda reunión de deputies (representantes) de Agricultura y la Reunión Ministerial de Agricultura.
El encuentro de representantes de finanzas puso de manifiesto las crecientes preocupaciones por la escalada proteccionista que se desencadenó gracias a la guerra comercial. Las tensiones comerciales, entre otras tensiones geopolíticas, vulnerabilidades financieras, desbalances globales, desigualdad, y crecimiento estructuralmente débil, ponen en riesgo el crecimiento económico global. Estos riesgos de corto y mediano plazo, que han aumentado recientemente, fueron identificados por los funcionarios en el Comunicado final del encuentro. Este último aborda otras cuestiones, incluidas las herramientas de política para apoyar un crecimiento fuerte, sostenible, balanceado e inclusivo, la trasformación tecnológica, la infraestructura, la volatilidad en mercados financieros, la seguridad financiera global, entre otras.
En efecto, los Ministros destacaron que “el comercio internacional y la inversión son motores importantes del crecimiento, la productividad, la innovación, la creación de empleo y el desarrollo” y que están “trabajando para fortalecer la contribución del comercio a nuestras economías”. Por otro lado, reafirmaron las conclusiones de los Líderes del G20 en la Cumbre de Hamburgo en 2017 acerca del comercio, reconociendo “la necesidad de intensificar el diálogo y las acciones para mitigar los riesgos y fortalecer la confianza”.
Cabe recordar, que en la mencionada Cumbre los Líderes se habían comprometido a mantener los mercados abiertos reconociendo las ventajas del principio de no discriminación, y a continuar combatiendo el proteccionismo y, a su vez, habían resaltado “el rol crucial del sistema internacional de comercio basado en reglas”, y “la importancia de la apertura de acuerdos bilaterales, regionales y plurilaterales transparentes, inclusivos y consistentes con la OMC”.
Por su parte, en la Reunión de Ministros de Agricultura se buscó definir “una hoja de ruta hacia un futuro alimentario sostenible”, una de las tres prioridades de la presidencia argentina del G20. Los temas abordados durante el encuentro incluyeron el enfoque colaborativo para alcanzar un futuro alimentario sostenible, la importancia de los suelos sanos y el rol de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el sector, entre otros.
Los consensos efectuados durante el encuentro se plasmaron en una Declaración, que contiene mensajes de gran importancia para el trabajo futuro en torno al sector agroindustrial. En la misma, los funcionarios señalaron que los países del bloque suman casi el 60% de las tierras agrícolas y el 80% del comercio de productos agro, con lo que la declaración conlleva una gran representatividad.
En primer lugar, los ministros confirmaron el compromiso con el Acuerdo de París y con su gradual implementación, con la excepción de EE.UU. que decidió retirarse del acuerdo. Por otro lado, se incluyó el tema de la sostenibilidad alimentaria, sobre el cual los Ministros se comprometieron a reforzar los mecanismos internacionales con miras a la meta de un mundo sin hambre ni desnutrición. Propusieron, además medidas específicas para el desarrollo de grupos vulnerables en zonas rurales.
La declaración incluyó también letra sobre la importancia de incentivar el uso de tecnología y las prácticas innovadoras para mejorar la productividad y la sostenibilidad de la agricultura. Se alienta, además, a la colaboración entre países, organizaciones internacionales, la sociedad civil, las comunidades educativa y de investigadores, y el sector privado, con el fin de mejorar la gestión de riesgos y brindar respuestas frente a eventos climáticos extremos.
Un eje de importancia en el documento consistió en el compromiso a consolidar las instituciones que promueven la salud de los suelos. Se destacó, además, el rol de la bioeconomía basada en el uso responsable de los recursos naturales y la reutilización de los flujos de desechos agrícolas, para contribuir a alcanzar la seguridad alimentaria y desarrollar los espacios y las economías rurales.
En cuanto a la reducción del desperdicio de alimentos, opinaron que se traduciría en una “triple victoria”, con mejoras en cuanto a seguridad alimentaria, reducción en la dependencia de recursos naturales, y mejoras de ingresos para productores. En ese sentido, propusieron incrementar las acciones para alentar al sector privado a realizar inversiones y desarrollar tecnologías, además de fomentar el rol de los organismos internacionales.
La declaración dedicó un apartado al comercio, inversión y transparencia en los mercados agrícolas. Allí se reconoció en la importancia de un sistema de comercio multilateral transparente y abierto, basado en reglas. Los ministros expresaron, además, preocupación por el uso creciente de medidas no arancelarias proteccionistas e incongruentes con la OMC. Al respecto, se reafirmó el compromiso de basar las medidas sanitarias y fitosanitarias en los reglamentos técnicos y en las normas, directrices y recomendaciones internacionales establecidas por organismos internacionales importantes, o en una evaluación de riesgos según las circunstancias. Además, se comprometieron a evitar cualquier obstáculo innecesario que pueda entorpecer el comercio internacional.
Finalmente, el documento destacó la importancia de combatir la resistencia antimicrobiana, sobre la base de planes de acción nacionales bien elaborados. Entre otras medidas, se promueven los enfoques interdisciplinarios e intersectoriales para idear políticas adecuadas.