El pasado 19 de junio la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dio a conocer sus últimas estimaciones sobre el estado del hambre en el mundo. Según esta organización, el número de víctimas del hambre alcanzará una cifra récord este año con 1.020 millones de personas. En el informe “El Estado de la Inseguridad Alimentaria Mundial”, que estará disponible en octubre próximo, se señala que el reciente incremento de las personas que padecen hambre a diario se debe a una “mezcla explosiva” de desaceleración económica mundial y precios altos de los alimentos. En lo que va de 2009 más de 100 millones de personas han caído bajo esta situación de exclusión alimentaria, lo que representa un incremento del 10% con respecto al año pasado, y significa que 1 de cada 6 seres humanos padece hambre en el mundo. Las regiones más dañadas son Asia y el Pacífico, con 642 millones de personas afectadas por la desnutrición, y África Subsahariana, con 265 millones. En América Latina y el Caribe la cifra de víctimas del hambre asciende a 53 millones. Esta situación ha llevado a la FAO a señalar que, de no adoptarse medidas correctivas sustantivas, la meta de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de disminuir el número de personas hambrientas a la mitad para el año 2015 no será alcanzado. Teniendo en cuenta este contexto, el Consejo de la organización ha decidido la celebración de una Cumbre sobre alimentación en noviembre de este año. La misma se basará en los trabajos de la Conferencia de Alto Nivel “Alimentar al Mundo en 2050”, que se realizará en el mes de octubre. Entre las políticas propuestas por el organismo para solucionar el problema del hambre en el mundo se encuentran: crear o mejorar las redes de seguridad y programas de protección social, brindar un mejor acceso a los medios de producción y las tecnologías para los pequeños agricultores, promover la inversión agrícola, fomentar el desarrollo de la ciencia y la tecnología, contar con infraestructuras rurales fuertes, mejorar el funcionamiento del sistema de gobernanza mundial de la seguridad alimentaria, y cambiar aquellos aspectos del sistema de comercio internacional que no han funcionado en la lucha contra la pobreza. Por otro lado, en el informe “Perspectivas de la Agricultura 2009-2018”, dado a conocer recientemente en forma conjunta por la OCDE y la FAO, se señala que el sector agrícola, debido a que la alimentación es una necesidad básica, está demostrando una mayor resistencia a la crisis mundial que otros sectores, aún cuando los precios de la mayoría de los productos se encuentran en niveles inferiores a los del primer semestre de 2008. A este respecto, el informe predice que los precios de las commodities agrícolas retomarán su histórica tendencia decreciente, debido en parte a la desaceleración del crecimiento poblacional mundial y al incremento de la productividad agrícola. No obstante, aquellos productos utilizados para la elaboración de biocombustibles, como el maíz y los aceites vegetales, escaparán a esta tendencia y mantendrán elevados sus precios gracias a los apoyos estatales. A pesar de la reducción, se prevé que durante la próxima década los precios de los productos agrícolas se situarán en un 10 o 20% por encima de los niveles promedios para el período 1997-2006. Tampoco se descarta una alta volatilidad tanto en los precios como en los flujos comerciales de estos commodities, producto de circunstancias climáticas adversas, interdependencia en el crecimiento económico de los países y vínculos estrechos entre los mercados alimentarios y de energía. Leer en pdf »
FAO – ESTADO DE LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL
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