El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, presentó a mediados de febrero un panel de alto nivel encabezado por el primer ministro británico, Gordon Brown, y su similar etíope, Meles Zenawi. Según sus mentores, este panel estará encargado de movilizar los fondos para financiar la mitigación de los efectos del cambio climático en los países en desarrollo. Será responsabilidad de este grupo gestionar la materialización de los compromisos monetarios que se hicieron en la conferencia de Copenhague. El mismo deberá identificar las fuentes que permitan la movilización de 100.000 millones de dólares anuales alrededor del año 2020, para ayudar a los países en desarrollo a reducir sus emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático. Respecto a la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático, su secretario, Yvo de Boer, anunció que dejará el cargo el 1 de julio, antes del fin de su mandato. Si bien señaló que abandona el puesto por motivos personales, se descuenta que el fracaso de lograr un acuerdo vinculante en Copenhague precipitó la decisión. De todas maneras, la actividad en el ámbito de la secretaria no se detiene. A mediados de febrero se decidió añadir una sesión extra que reunirá a altos cargos de 194 países en la ciudad alemana de Bonn entre el 9 y el 11 de abril. Hasta el momento el calendario sólo contemplaba un encuentro de representantes en Bonn, entre el 31 de mayo y el 11 de junio, y reuniones de ministros en Cancún, entre el 29 de noviembre y el 10 de diciembre. Ese plan implicaba una drástica bajada de intensidad en las negociaciones, frente a las cinco reuniones preparatorias que se celebraron el año pasado antes de Copenhague. En la UE se recalcó la necesidad de trabajar a favor de un instrumento global legalmente vinculante con que luchar contra el cambio climático, al tiempo que se reivindicó un «multilateralismo eficaz» liderado por la ONU frente a acuerdos no vinculantes, como el alcanzado el pasado diciembre en la Conferencia de Copenhague. Por su parte, Connie Hedegaard, la recién nombrada comisaria europea para la Acción Climática, ha sido la encargada de presentar al Consejo las propuestas para la nueva estrategia, las cuales suponen “un enfoque prudente y gradual”. La misma reconoció abiertamente que no creía posible que en la cumbre de México (el próximo mes de noviembre) pueda lograrse el tratado internacional vinculante y ambicioso que se malogró en Copenhague. A su vez, propuso a los ministros en Bruselas que en México la UE debería plantear un objetivo menos ambicioso, so pena de volver a cosechar una frustración como en la capital danesa. La Comisaría sostuvo que la UE está lista para cerrar un acuerdo, pero que otros países parecen no estarlo, lo que podría retrasar el acuerdo hasta 2011, en Sudáfrica. Siguiendo en el ámbito europeo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reclamó por una reforma del sistema de toma de decisiones de la ONU para que sea operativo y se puedan obtener resultados en aspectos como la lucha contra el cambio climático. Sostuvo que «el método de trabajo de unanimidad de todos los países lleva a un fracaso total» como el que se vivió en Copenhague. En esta línea, recomendó que las decisiones en próximas cumbres sobre el clima se tomen en un grupo pequeño, de alrededor 30 países, en el que estén representados todos los continentes. Por su parte, China señaló que en un momento en el que crecen los cuestionamientos acerca de si el caliento global es consecuencia o no del accionar del hombre, debe tenerse en cuenta que «en lo que respecta a los Gobiernos, dado que el desarrollo a largo plazo del cambio climático causará un gran daño a la humanidad, es mejor creer que está ocurriendo a creer que no está ocurriendo». A su vez, Xie Zhenhua, negociador sobre el cambio climático y vicepresidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, instó a EE UU a que adopte un mayor compromiso contra el calentamiento, y afirmó que Pekín acepta «consultas y análisis de la comunidad internacional, pero no un escrutinio invasivo» de sus emisiones. Debe señalarse que tanto China como India, dos de las mayores potencias emergentes contaminantes, han adherido formalmente -en los primeros días de marzo- a los acuerdos alcanzados en la Cumbre Copenhague, lo que supone la asunción de compromisos voluntarios de reducción de emisiones de CO2 para luchar contra el calentamiento del planeta. De este modo, Rusia se ha convertido en el único gran contaminante que todavía no ha notificado que quiere adherirse al acuerdo, que ha sido suscrito por más de cien países.
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CUMBRE DE CAMBIO CLIMÁTICO
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