Desde mediados de enero se han intensificado los trabajos en Ginebra, con miras a la elaboración de un programa de trabajo que permita superar el estancamiento y conseguir una pronta conclusión de la Ronda Doha. El director general de la OMC, Roberto Azevêdo, instó a los Miembros a dejar atrás las declaraciones generales y buscar activamente soluciones creativas que conduzcan a la convergencia, sobre la base de lo que se ha hecho hasta el momento.
En la reunión del Consejo General celebrada el 20 de febrero, Azevêdo caracterizó como productivo al proceso en marcha. Si bien se avanza a “paso lento”, destacó que los debates ahora están respaldados por una “verdadera voluntad política”.
Con la meta establecida en noviembre pasado de arribar a julio con un borrador de acuerdo, los Miembros están celebrando reuniones para acercar posiciones en las tres esferas principales: agricultura, acceso a mercados para bienes industriales y servicios. Por el momento, las discusiones se centran en la posibilidad de utilizar los textos negociados en 2008 como punto de partida.
En relación a los bienes agrícolas, las delegaciones priorizaron las áreas de acceso a mercados y ayuda interna.
En un intento por encontrar alternativas que permitan destrabar la negociación, las delegaciones de Argentina y Paraguay presentaron propuestas para combinar las reducciones arancelarias que pudieran surgir de la aplicación de una fórmula general, con un mecanismo de “petición y oferta”. En este sistema, los países solicitarían concesiones a sus contrapartes para determinados productos de interés e identificarían aquellos en los que pudiesen realizarse ofertas recíprocas. Algunas delegaciones cuestionaron que este enfoque permitiría mantener picos arancelarios en los productos considerados sensibles. EE.UU. insistió con su demanda por un mayor acceso de productos como carne aviar, carne porcina, azúcar, maíz y trigo a los principales mercados emergentes: China, India, Indonesia y Brasil.
Por otro lado, las posiciones se mantienen distantes en torno a dos propuestas del G-33 de países en desarrollo vinculadas con los “productos especiales” (que los países en desarrollo podrían designar para apartarlos de la reducción arancelaria general) y el “mecanismo de salvaguardia especial” (que permitiría subir aranceles para protegerse temporariamente de caídas de precios o aumentos repentinos de importaciones). Estos países consideran que estas herramientas resultan clave para proteger la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia de sus campesinos y el desarrollo rural. Mientras tanto, otros Miembros, entre los que se encuentra Argentina, consideran que estas propuestas pueden ir en contra del objetivo de conseguir mejoras sustanciales en el acceso a los mercados, e incluso ser un retroceso respecto de las ganancias obtenidas durante la Ronda Uruguay.
En cuanto a los subsidios a la producción agropecuaria, los países debatieron en torno a una serie de documentos que muestran el significativo aumento que las ayudas a los productores registraron en los últimos años (Ver en este boletín).
Finalmente, se continúa estudiando una solución permanente a la preocupación planteada por algunos PED en torno a la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria. Estos señalan que la inflación ha reducido significativamente su capacidad para realizar compras de alimentos a precios administrados con este fin.
En la pasada Conferencia Ministerial de Bali, se acordó una “cláusula de paz” para evitar que los países en desarrollo que violaran los límites dados por el Acuerdo sobre la Agricultura (AsA) sean denunciados ante la OMC, que estará vigente hasta que se acuerde una solución definitiva. La principal propuesta, presentada por el G-33, busca caracterizar estos subsidios como de Caja Verde (no distorsivos o en grado mínimo) para que puedan ser otorgados sin límite. Argentina, junto a otros países, se opone a una redefinición que pudiera dañar el espíritu del actual AsA, al incluir medidas de sostenimiento de precios –claramente distorsivas- dentro de la Caja Verde.
En las próximas semanas se seguirán sucediendo reuniones bajo diferentes formatos. Los posibles avances serán analizados en la reunión del Consejo General pactada para el 5 y 6 de mayo. El objetivo es “aprovechar el impulso” para conseguir modalidades lo más pronto posible. Las delegaciones son conscientes de que la credibilidad de la OMC depende de que estas negociaciones arriben a buen puerto.