Entre los días 1 y 12 de junio se realizó en Bonn (Alemania) una reunión preparatoria para la Cumbre de Copenhague, a realizarse los primeros días de diciembre, y cuyo objetivo es acordar el sucesor del Protocolo de Kyoto. Yvo de Boer, el secretario ejecutivo de la Convención sobre el Cambio Climático, señaló que ve poco posible llegar a un acuerdo, debido el lento progreso que han tenido las negociaciones. Sin embargo, recalcó que la cumbre servirá para sentar las bases de determinados temas claves, y no descartó que se siga negociando a lo largo de 2010. Para de Boer, los pilares de las negociaciones son: el establecimiento de metas para la reducción de emisiones por parte de los países industrializados, la presentación de los esfuerzos tangibles de los países en desarrollo más industrializados (como China y la India) para limitar las emisiones, los compromisos de financiación para la transferencia de tecnología para ayudar a los países pobres a mitigar y adaptarse al cambio climático, y el establecimiento de una ‘estructura de gobierno’ para el futuro tratado. Respecto al primer tema, en la última reunión del G-8 realizada en Italia, los 16 países más contaminantes (más un representante de la Unión Europea) se comprometieron a poner límite al calentamiento atmosférico y a establecer cuotas concretas de emisión de los gases de efecto invernadero. Por un lado, fijaron el tope máximo de 2º para el aumento de las temperaturas globales. Por el otro, se intentó acordar metas de reducción de emisiones para el año 2050, con una reducción para los países del G-8 en un 80%, y para el resto en un 50%. Este objetivo chocó contra dos obstáculos. En primer lugar el referido al año de base para calcular las reducciones. La UE ha propuesto que la reducción de emisiones tenga como referencia los niveles de 1990, mientras que Estados Unidos, es partidario de tomar como referencia los niveles de 2005, lo que, lógicamente, permitiría una reducción menor de las emisiones de gases contaminantes. En segundo lugar, los países emergentes representados en el G-5 (China, India, Brasil, Sudáfrica y México) se negaron a aceptar el compromiso propuesto por el G-8 sobre las metas de reducción de emisiones. Los principales opositores han sido China e India, quienes indicaron que no se sentían vinculados en modo alguno por el acuerdo del G-8 e hicieron hincapié en que los ricos han de tener en cuenta las condiciones de desarrollo de los países emergentes y pobres. A fin de acortar distancias, el secretario de Energía de Estados Unidos, Steven Chu, y su par de Comercio, Gary Locke, visitarán China para convencer al gigante asiático de que se sume a los renovados esfuerzos de Washington por combatir el calentamiento global. Ambos funcionarios estadounidenses arribarán a Pekín para conversar con los líderes asiáticos y explicarles cómo trabajar juntos para recortar las emisiones de gases efecto invernadero beneficiaría a ambos países y al planeta. Finalmente, en el marco de la OMC, el día 26 de junio se publicó el informe “El comercio y el cambio climático” realizado en conjunto con el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente). En este se expone un panorama general de los principales vínculos entre el comercio y el cambio climático, partiendo de un examen de las publicaciones disponibles y de un estudio de las políticas nacionales pertinentes. Por su parte, Lamy señaló que si bien la OMC no tiene normas específicas para la energía o el cambio climático propiamente dicho, no cabe duda de que las normas del sistema multilateral de comercio en su conjunto (el cuerpo normativo de la OMC) son efectivamente pertinentes para el cambio climático. Por otro lado, llamó a los países miembros a no perder el tiempo en la lucha contra el cambio climático, y a poner el comercio al servicio del programa mundial sobre el clima, a fin de que el acuerdo en Copenhague se haga realidad. Por último, la FAO presentó un informe para los participantes de la conferencia realizada en Bonn, en el cual se señaló que el uso de la agricultura para mitigar el cambio climático en los países en desarrollo puede hacer que los cultivos sean más resistentes a las variaciones del clima y ayudar a reducir el hambre y la pobreza. Por otro lado, abogó por la inclusión de la agricultura en el nuevo acuerdo mundial sobre el clima, a adoptarse en Copenhague en diciembre próximo.
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CAMBIO CLIMÁTICO
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