En la Convención de Cancún, los puntos a negociar y sus resoluciones serán abordados conforme a los cinco componentes del Plan de Acción de Bali que se adoptó durante la COP 13 en el 2007, cuyos componentes son: Visión de largo plazo, Mitigación (incluyendo REDD+ o Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal en Países en Desarrollo), Adaptación, Tecnología y Financiamiento. El primer componente es el límite de aumento de la temperatura promedio del planeta en no más de 2° C. Sin embargo, hace falta avanzar en el consenso político entre las naciones para darle un estatus legal a dicho acuerdo. Uno de los retos durante la COP 16 es avanzar en la negociación para la propuesta y establecimiento de medios que aseguren no rebasar dicho umbral de temperatura, así como establecer límites de emisiones colectivas de largo plazo como el compromiso de reducción del 20% de las emisiones al 2020 y 50% al 2050. Respecto de la mitigación, esta negociación comprende la búsqueda de un acuerdo que determine las metas de disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero de los países desarrollados en un rango de -25% a -40% al 2020, con respecto a las emisiones de 1990, así como los mecanismos para garantizar el cumplimiento de dichas metas. Como los países en desarrollo no han comprometido acciones de mitigación a mediano plazo, será otro de los temas a negociar. En cuanto a las estrategias de adaptación al cambio climático, se pretende establecer una ventana de financiamiento para su instrumentación. La decisión que se adopte deberá reconocer como prioritarios a los países más vulnerables ante los impactos del cambio climático, así como las necesidades de adaptación del conjunto de los países en desarrollo. Las naciones con economías emergentes requieren de transferencia de tecnología por parte de las naciones desarrolladas, lo que les permitirá abandonar procesos ineficientes con altos niveles de emisiones de CO2. Finalmente, en cuanto al financiamiento, se pretende avanzar en la creación de un fondo con recursos internacionales que deberá establecer consensos en cuanto al monto de las aportaciones para garantizar un flujo predecible y suficiente de recursos, donde los compromisos de aportación de recursos y las reglas y criterios de elegibilidad en la asignación de los mismos serán fijados por los propios países participantes.
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