FAO, IICA y CEPAL analizan causas y efectos de la volatilidad de los precios de los alimentos La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) publicaron un documento en donde analizan las causas y los impactos de la volatilidad de los precios de los alimentos. En el trabajo se sintetizan las conclusiones de cuatro diálogos de alto nivel efectuados en Chile, El Salvador, Trinidad y Tobago y México, en los que se debatieron acciones para impulsar la agricultura. El propósito de esas actividades fue favorecer un intercambio de experiencias respecto de las medidas de política (agrícola, comercial, financiera y social) que han tomado los países de América Latina y el Caribe en los últimos cinco años para enfrentar las amenazas y oportunidades derivadas del alza y de la mayor volatilidad de los precios de los alimentos. El informe destaca que el comportamiento de los precios de los alimentos continúa al tope de la agenda regional y mundial. Según un reciente estudio del Banco Mundial, el número de personas en condiciones de pobreza extrema ha aumentado en 44 millones. El alza y la volatilidad de los precios de los alimentos es un problema con múltiples causas y efectos. En general, estos organismos resaltan que la volatilidad ocasiona: a) desincentivo a la inversión en agricultura; b) reducción de la efectividad para asignar recursos de fuentes públicas y privadas; e c) inestabilidad política. La mayor volatilidad se presenta en un contexto cada vez más complejo, marcado por otros desafíos como: la interrelación entre los mercados de alimentos, energéticos y financieros; los problemas de información de mercados; la volátil rentabilidad de la actividad agropecuaria; la demanda creciente de alimentos de Asia; el cambio climático y la escasez de agua y tierras. Si bien se manifiesta preocupación por los efectos del aumento de los precios de los alimentos en los hogares más pobres, se reconoció que el alza puede ser positiva para los países exportadores netos, pues genera divisas e incentiva el crecimiento. El reto para la región es aprovechar estos precios para diversificar más su economía. Se señala la importancia de aprovechar la vuelta de la agricultura a la agenda mundial para revertir el proceso de desinversión que ha sufrido el sector. Particularmente, se expresa preocupación frente a la idea de enfrentar la inseguridad alimentaria mediante el establecimiento de mecanismos de control sobre los precios y el comercio internacionales de productos agrícolas, debido a que desincentivan la producción en aquellos países que disponen de ventajas comparativas y competitivas para ofrecer alimentos al mundo. Finalmente, se destaca la necesidad de: aumentar la transparencia y competencia en los mercados de alimentos, mejorar el aprovechamiento de las zonas de libre comercio de alimentos en la región, desarrollar un enfoque regional para la seguridad alimentaria, promover la cooperación regional en los programas de protección social, crear bancos de alimentos y programas para evitar las pérdidas pos cosecha, promover y apoyar la agricultura familiar, incentivar las inversiones en tecnologías, promocionar el uso de instrumentos de cobertura de riesgos, y fortalecer la institucionalidad pública de apoyo a la producción y regulación medioambiental, entre otras acciones. Leer en pdf »