Un número importante de negociaciones se encuentran avanzando pese a las amenazas proteccionistas. Si bien existen diferentes ritmos y niveles de ambición la integración se abre camino.
A pesar de la retórica proteccionista que abunda en discursos políticos de algunos países, varios frentes de negociación regional siguen avanzando. La salida de EE.UU. del Acuerdo Transpacífico configuró un nuevo mapa, pero no implicó un freno para las iniciativas de integración comercial.
Nuevo transpacífico: CPTPP
Por un lado, los once miembros restantes del Acuerdo Transpacífico (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam) continúan su trabajo para adaptarlo y alcanzar su implementación. El nuevo tratado se denominaría Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífica (CPTPP, por sus siglas en inglés). Según declararon los ministros de los países en negociación, se logró este mes un consenso sobre el núcleo del acuerdo, aunque quedan puntos por acordar.
Alianza del Pacífico: nuevos asociados
Al mismo tiempo, los países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) finalizaron en Cali la primera ronda de negociaciones con los candidatos a ser Estados Asociados al bloque: Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Singapur. La ronda contó con 23 mesas de trabajo para distintos temas, y se definió un calendario tentativo para los siguientes encuentros. Se planteó también la posibilidad de reuniones entre rondas con el fin de acelerar al máximo los tiempos. Los países de la Alianza esperan que la incorporación de los nuevos socios les permita una mayor inserción en las cadenas globales de valor, más diversificación de las exportaciones, incrementos en el valor agregado, un estrechamiento de las relaciones comerciales y de cooperación y la promoción del acceso a nuevas tecnologías, atrayendo inversiones.
EE.UU.-APEC
Por su parte, EE.UU. también busca afianzar sus relaciones con los países de Asia. Durante su participación del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), el presidente Donald Trump trató temas de comercio bilateral con representantes de Viet Nam, China, Filipinas y otros países, aunque aún sin acuerdos específicos. En particular, EE.UU. y Viet Nam buscarían profundizar y expandir su acuerdo de comercio e inversiones. Con China, en cambio, el foco estaría en “rebalancear” las relaciones comerciales, con el fin de “fortalecer exportaciones y empleos estadounidenses”. Por otro lado, Filipinas habría manifestado un interés en un acuerdo de libre comercio bilateral, idea que fue bien recibida y que se debatiría bajo el Acuerdo Marco de Comercio e Inversión.
RCEP (Australia, Nueva Zelanda y países asiáticos)
Otra negociación de gran trascendencia es el acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés). Este es un tratado que incluiría a Australia, China, Corea del Sur, India, Japón, Nueva Zelanda y los 10 miembros de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN: Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Vietnam, Laos, Myanmar y Camboya), que comenzó a negociarse en 2013. Si bien se esperaba lograr un acuerdo este año, las negociaciones se extenderían hasta 2018 dado que, según el ministro de comercio japonés Hiroshige Seko, quedan aún muchos temas por discutir. Con este fin, propuso que los miembros mantengan charlas bilaterales para acelerar el proceso. El interés de cerrar el acuerdo rápidamente provendría de China, mientras que Japón y Australia promueven un acuerdo más abarcativo, incluso si ello toma más tiempo.
CETA (UE-Canadá)
En el Atlántico, los países de la Unión Europea se encuentran en proceso de ratificación del CETA, el acuerdo del bloque con Canadá, que tomó 7 años para negociarse y cubre el 98% de los aranceles. El convenio ya había sido aprobado provisionalmente por el Parlamento Europeo (Ver Boletín 164), y resta la aprobación de los países miembros para que se pongan en vigencia todos los capítulos. Una de las medidas que más preocupa es el sistema de protección de las inversiones, que permite a las empresas recurrir al arbitraje legal si encuentran que sus derechos fueron vulnerados por un cambio en políticas gubernamentales. Algunos activistas creen que ello entraría en conflicto con medidas de salud y medio ambiente. En particular, Francia estaría buscando un “veto climático” con el objetivo de evitar que inversores puedan accionar contra compromisos ambientales. De acuerdo con el Secretario de Estado francés, Jean-Baptiste Lemoyne, la solución podría plasmarse en una “Declaración Interpretativa Conjunta UE-Canadá” que ya se encuentra en elaboración.
Renegociación NAFTA
Por último, pero no menos importante, es la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés). La oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) presentó una serie de objetivos actualizados para la renegociación que incluyen, entre otros, la reducción del déficit comercial, un mayor incremento del acceso a mercado para agricultura, más transparencia en el otorgamiento de licencias, protección de la propiedad intelectual, y reglas para inversiones. Sin embargo, la mesa de negociación no sólo está compuesta por los temas técnicos de un potencial nuevo tratado, sino que además se plantea como una posibilidad el no acuerdo, y la eventual salida de EE.UU. del bloque.
Esta posición forma parte de la estrategia ejercida por la administración de Trump, pero se encuentra con opositores, especialmente en el agro estadounidense. Recientemente 87 entidades de ese país vinculadas a la agricultura y los alimentos enviaron una carta al Secretario de Comercio Wilbur Ross refiriéndose a una simulación con modelos cuantitativos por la consultora ImpactECON (ver informe). La carta menciona que una salida del NAFTA causaría una pérdida de al menos 256 mil puestos de trabajo en EE.UU., y una caída del PBI agrícola de 13 mil millones de dólares. Por otro lado, se debe considerar que, de darse de baja al NAFTA las reglas de la OMC permitirían elevar los aranceles de EE.UU. a un promedio de 3,4% (4,8% para productos agrícolas), mientras que México podría alcanzar el 36,2% (45% para el agro) y Canadá 6,5% (15,4%).
En parte como respuesta a esta estrategia, México apuesta al relacionamiento con Argentina y Brasil. El Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado destacó: “Nadie me va a creer que yo estoy dispuesto a reponer aranceles de la OMC a granos y oleaginosas en Estados Unidos si es que las cosas no avanzan bien, cuando no tengo fuentes alternativas de oferta y cuando el impacto en la canasta del consumidor y de la gente en México sería totalmente desmedido”.